La inflación rebotó al 6,2% en febrero
Unos 2,4 millones de franceses dependen de la ayuda alimentaria, según el resultado de un estudio publicado por el Banco de Alimentos días atrás, una cifra que se ha triplicado en diez años.
Trabajan, pero no pueden alimentar adecuadamente a sus familias. Los trabajadores pobres representan ya el 17% de los beneficiarios de la distribución de alimentos. Los estudiantes también piden cada vez más ayuda a los bancos de alimentos. También los pensionistas. Todos ellos se han visto muy afectados por la suba de los precios de los productos de primera necesidad en los comercios.
A ello se suma la saturación del sistema público de acogida, que “rechaza cada tarde a miles de personas, en especial niños”, lo que “ha vuelto urgente relanzar” las políticas de vivienda de emergencia y “detener los recortes presupuestarios” al alojamiento social.
De todos modos, la cifra real está probablemente por encima de los 2,4 millones de personas y más cerca de los 5 millones, porque hay otras redes de ayuda alimentaria en Francia, como los “Restos du coeur” y la Cruz Roja.
La inseguridad alimentaria no ha dejado de aumentar desde la pandemia, de acuerdo al informe.
El contexto internacional, la guerra de Ucrania, la crisis del trigo y el encarecimiento de las materias primas han acelerado este fenómeno.
“Desde 2008, las diferentes crisis económicas y sanitarias han provocado un lento aumento del recurso a la ayuda alimentaria, que no ha disminuido en ningún momento”, subraya Laurence Champier, directora de la Federación Francesa de Bancos de Ali
La tasa de inflación interanual de Francia se situó en febrero en el 6,2%, dos décimas por encima de la lectura del mes anterior y en línea con la suba de precios registrada en octubre y noviembre del año pasado, las más intensas desde los años 80, según la lectura preliminar del IPC publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos. mentos, quien realizó el estudio publicado a fines del mes pasado.
A su vez, el índice armonizado de inflación, utilizada por Eurostat en sus estadísticas, repuntó en febrero hasta el 7,2% desde el 7% de enero, alcanzando así su nivel más alto desde la introducción del euro.
Según los datos preliminares publicados por Insee, el rebote de los precios refleja un mayor encarecimiento de los alimentos, con un aumento interanual
Para hacer frente a este aumento, la Federación Francesa de Bancos de Alimentos busca nuevos donantes entre los productores y agricultores locales, del 14,5%, frente al 13,3% de enero, mientras que la energía subió un 14% desde el 16,3% del mes anterior.
Por otra parte, el costo de los servicios en Francia se incrementó en febrero un 2,9% interanual, tres décimas por encima de la suba de enero, mientras que los productos manufacturados se encarecieron un 4,6%, una décima más. las colectividades locales y el Estado. Además, las asociaciones están a la espera de saber cómo se creará el Fondo de Ayuda Alimentaria Sostenible, cuya creación anunció la primera ministra, Elisabeth Borne, en noviembre de 2022.
Un drama mayor
En tanto, la crisis económica en el país también golpea fuerte en otro sector más vulnerable de la sociedad.
Según reveló la Fundación Abbé Pierre, hay alrededor de 330.000 ciudadanos sin domicilio en Francia. La entidad critica en su informe anual “la insuficiencia de las respuestas