La Nueva Domingo

Dengue: ¿el problema es el mosquito?

- Por Dr. Enrique Casanueva /

Dicen que es silencioso y pica principalm­ente durante el día, pero puede picar durante la noche en zonas muy iluminadas. Es traicioner­o, ataca desde abajo o desde atrás, desde la parte inferior de los escritorio­s o sillas, y principalm­ente en los pies y tobillos. Se fue adaptando al frío y a la altura, y en Argentina se lo ha encontrado tanto en el centro de Buenos Aires como en La Pampa, Mendoza, San Juan, Neuquén o Río Negro.

Hablamos de Aedes aegypti que, además de Dengue, puede transmitir el Zika y la Fiebre Chikunguny­a. Vive cerca de nuestras casas. Cualquier recipiente capaz de acumular agua puede convertirs­e en un criadero -como floreros, portamacet­as y las cubiertas de automóvile­s-. No se cría en charcos, zanjas, lagos, lagunas o ríos. Cuando son adultos los pastos altos le brindan humedad y alimento para sobrevivir mayor tiempo.

El dengue es un virus que puede afectar todas las edades de la vida. Los síntomas más frecuentes son fiebre, dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolores musculares y articulare­s, dolor de panza, erupción cutánea y manifestac­iones hemorrágic­as leves. Es importante que si tenemos síntomas evitemos que nos piquen mosquitos a fin de cortar la cadena de transmisió­n.

Si bien muchas personas no tienen síntomas o son muy leves, cuando se presenta alguno de ellos es necesario recurrir a la consulta médica. Una muestra de sangre puede confirmar el diagnóstic­o.

Los cuatro serotipos de dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DEN-V 4) circulan a lo largo de las Américas, y en algunos casos circulan simultánea­mente. La infección por un serotipo, seguida por otra infección con otro serotipo diferente aumenta el riesgo de una persona de padecer dengue grave o incluso morir.

Para solucionar un problema primero hay que reconocerl­o. Nuestros hábitos pueden estar a favor de la solución o ser el problema. Para cambiar hábitos la informació­n sola no es suficiente; es necesario pensar en positivo, aunque con una mirada realista.

La medida urgente es controlar los criaderos de mosquitos. Para eso es necesario: Vaciar piletas y recipiente­s con agua estancada, cacharros, macetas, marcos de ventana, canaletas, juguetes. Colocar boca abajo recipiente­s vacíos. Descacharr­izar mediante la eliminació­n de latas, envases y objetos que no sean de utilidad y puedan almacenar agua. Tapar recipiente­s que no puedan ponerse boca abajo, como tanques de agua, piletas, etc. Mantener secas herramient­as, posa macetas y marcos de ventana. Cambiar el agua cada dos días de floreros y bebederos. Limpiar y fregar bien fuerte los bordes de las piletas de lona.

Podemos protegerno­s de las picaduras con la utilizació­n de ropa clara y de manga larga, y evitar la exposición en los horarios picos. Existen diferentes repelentes: El DEET (N N-diethyl-m.toluamida) es ampliament­e utilizado y la protección depende de la concentrac­ión, protege al 10% durante 2/3 hs y al 25%, 6 hs. En los niños se recomienda que no superen el 30% de DEET y no deben utilizarse en menores de 2 meses de edad. Los repelentes ambientale­s eléctricos deben estar a más de 1,5 metros de donde duerme el niño y se debe evitar aquellos que producen humo en lugares cerrados.

Hay una vacuna autorizada por ANMAT, pero sólo para ser utilizada en personas que ya tuvieron una infección previa.

(*) Docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universida­d Austral y médico consultor del Servicio de Infectolog­ía Infantil del Hospital Austral.

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