La Nueva Domingo

Hitos de la soda en Argentina

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fones en cada uno.

Para este año proyectan entregar 215 contenedor­es a los 75 embotellad­ores de sifones de diversos tamaños con los que trabajan en 14 países, entre ellos Italia, España, Francia y su principal mercado en volumen, México, donde venden a Coca Cola, entre otras grandes compañías.

“A Noruega no mandamos nada todavía”, contestó Goizueta a la demanda del joven turista, aunque destacó lo curioso que resulta que el desarrollo del sifón tradiciona­l tuvo origen en Europa y llegó a la Argentina con las corrientes inmigrator­ias “de españoles o vascos que eran soderos y lecheros”, pero a partir de la década de 1990 desde Sides llevaron “la novedad a los europeos” con la versión descartabl­e.

“Era muy gracioso llegar a Europa -para comenzar a exportar- y mostrarle a la gente joven un sifón descartabl­e haciéndolo funcionar y que lo vieran como una novedad. Pensar que sus abuelos fueron los que crearon eso. Nosotros les llevamos la novedad del si- fón descartabl­e a los inventores del sifón”, completó el ejecutivo.

Diferencia­s

En la compañía, fabrican el cabezal y la maquinaria para que sus clientes, los embotellad­ores, puedan armar los sifones, colocando a la botella un cabezal de Sides en lugar de una tapa común.

“Si se comparan los cabezales de un sifón retornable y uno descartabl­e, los dos son iguales funcionalm­ente, son una válvula, cierran o abren. Pero desde el diseño industrial, un cabezal de sifón retornable está pensado para que dure de cinco a ocho años por la cantidad de viajes que va y viene al consumidor; no es lo mismo que algo que va durar un solo viaje como el sifón descartabl­e”, diferenció.

Aunque son muy parecidos funcionalm­ente, en su interior el sifón retornable es mucho más complejo porque tiene que estar diseñado para resistir esa vida útil.

“Eso lo lleva a tener resortes,

La soda fue una costumbre en la mesa de los argentinos desde la década de 1930 hasta mediados de 1980, y ahora, si bien “volvió a ser un hábito en los bares”, con el sifón de medio litro, “no lo es al nivel de antes”, dijo Luis Taube, fundador y director del Museo de la Soda y el Sifón ubicado en Berisso.

“La historia me atrapó, fui tratando de entender cómo era, conversand­o, investigan­do diarios, revistas, propaganda­s, pidiendo fotos a conocidos, armé el club del sifón para que nos conozcamos con otra gente, porque coleccioni­stas de sifones hay, pero hoy el Museo de la Soda y el Sifón es único en el mundo, porque el que estaba en Francia cerró y el de España murió el dueño y quedó parado”, contó Taube.

Como coleccioni­sta, es amante de los sifones de vidrio y atesora más de 4.100 sifones de diferentes formatos, soderías y países.

“Cuando los ingenieros ingleses vinieron por los ferrocarri­les a Argentina, empezaron a traer aguas puras y la traían gasificada para que dure y no se pudra, porque se tardaba mucho tiempo en los traslados en 1870”, contó Taube.

Cada sodería tenía un formato especial para sus sifones.

“Tenían colores y distintos formatos, eso fue lo que a mi me atrapó de la historia, era el trabajo que traían en el vidrio los sifones con cabeza de plomo”, valoró.

“A partir de 1904 y 1905, las soderías tenían tanto potencial que se separan de las licorerías, se llevan las aguas gaseosas y ahí empezamos a ver las primeras fábricas de soda. La soda en esa época se tomaba en los bares y restaurant­es; si querías tomarla en tu casa tenías que ir a comprarla al almacén”, recordó.

Pero en 1930 se inventa en Argentina el sifón de litro -antes era de tres cuartos-, que se llamó “Sifonazo”, y comienza el reparto a las casas en los cajones de madera.

“Fue una costumbre en la mesa de los argentinos, en todos los cumpleaños y comidas”, precisó Taube.

En 1960 hubo otro quiebre en el devenir de esta bebida porque “salubridad empezó a prohibir los sifones de color, porque no se veía el contenido”.

En esa época, por 1965, “Drago patenta la idea de un sifón para la casa de familia higiénico y el costo era menor”, añadió.

Por otro lado, el Instituto Verificado­r de Elaboració­n de Soda en Sifones (Ivess), que es una norma, “sacó un sifón transparen­te con un toque de plástico que para la época era una nave espacial”, detalló Taube.

En la actualidad, la soda descartabl­e “tiene más capacidad, con sifones de dos litros”, ponderó el aficionado. juntas y un diseño más robusto que un sifón descartabl­e que tiene un diseño adaptado para que sea lo más liviano y económico posible, porque si no sería carísimo para vender”, graficó.

Sobre las cuestiones de seguridad, Goizueta aclaró que en los envases de sifón descartabl­es “no hay ningún tema distinto al de una botella de plástico de agua con gas, que puede explotar si se cae, lo que es muy raro; lo mismo sucede con el sifón”.

El tema de la seguridad fue abordado en Sides cuando comenzaron a exportar sifones armados desde la Argentina.

“El gerente tuvo que hablar con las aerolíneas que no querían llevarlos por miedo a que explotaran, cosa que nunca pasó, no hay ningún riesgo en un sifón descartabl­e”, aseveró.

El representa­nte de Sides explicó que “no hay datos” sobre el consumo de soda en envases retornable en el país porque esa industria, pese a que ese tipo de sifón “ha caído mucho”, todavía mantiene 2.500 fábricas a nivel nacional y “está muy atomizada la oferta y la clientela”.

En ese sentido, subrayó que “es muy difícil de medir el consumo de soda porque es todo venta por servicio domiciliar­io y no es como el mercado de refrescos o cerveza que se puede medir porque se vende en supermerca­dos, son grandes fabricante­s”.

En tanto, en la soda descartabl­e, el consumo es “muy bajo en el país” como para que esté dentro de las mediciones, pero el negocio de esta empresa “viene creciendo entre un 9 y un 12 por ciento anual en los últimos 15 años, y el 40 por ciento de su producción la exportan”, concluyó.

“Era muy gracioso llegar a Europa y mostrarle a la gente joven un sifón descartabl­e y que lo vieran como una novedad”, dijo Héctor Goizueta.

La empresa viene creciendo entre un 9 y un 12 por ciento anual en los últimos 15 años, y el 40 por ciento de su producción la exportan.

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