Sandler y Aniston: la dupla cómica regresa con “Misterio a la vista”
Una amistad de tres décadas logra lo que es muy difícil en un set de actuación: complicidad, humor y una pareja ideal.
dam Sandler y Jennifer Aniston regresaron a Netflix con “Misterio a la vista”, secuela de la exitosa “Misterio a bordo” que retoma la historia de un matrimonio de improvisados detectives privados en la que el dúo hace gala, una vez más, de una química forjada no tanto en los sets de rodaje sino en su amistad de más de tres décadas.
“Es la razón por la que seguimos haciéndolo. Esa es
Ala belleza, tenemos mucha suerte”, confiesa Aniston. “Jennifer sabe -completa Sandler-, incluso antes de que yo lo sepa, ‘oh, oh, Adam tiene hambre, vamos a tomar un descanso porque está a punto de gritar’”. Una al lado del otro, un momento basta para que se vuelva evidente por qué su ida y vuelta se muestra tan aceitado en pantalla: tal como ocurría en “Una esposa de mentira” (2011), en la que encarnaban a un jefe y una empleada que terminan por darse cuenta de que se aman, o en el par de filmes de “Misterio…”, Aniston y Sandler cierran cada frase que inicia el otro, se pican con ácidos pero cariñosos comentarios, se hacen reír mutuamente.
Pese a llevar ya prolongadas carreras en Hollywood, “Misterio a la vista” es apenas la tercera colaboración entre ambos; lo que explica cómo se complementan es que su amistad se remonta a comienzos de los 90. Varias veces contaron que se conocieron por alguien en común en Nueva York, cuando Sandler ya daba sus primeros pasos en “Saturday Night Live” y Aniston buscaba su gran oportunidad en la industria.
En esta ocasión, la trama retoma cuatro años después al matrimonio conformado por Nick y Audrey Spitz. Luego de resolver en 2019 su primer misterio de asesinato a bordo de un yate de lujo por el Mediterráneo, la pareja decidió dejar sus profesiones de policía y peluquera para emprender una agencia de detectives privados.
Mientras se enfrentan a la dura realidad de sostener un negocio para el que nunca entrenaron, todo salpicado por los choques que conllevan el estrés de pagar las cuentas y los enfoques diferentes sobre el trabajo, son invitados con todos los gastos pagos a la boda de su amigo el maharajá (Adeel Akhtar) en su isla privada.
Como ocurre en casi cualquiera de las películas que produce Sandler, a razón de una o más por año, a menudo como cabeza de elenco, la trama no aspira a más: sin artificios complejos, Nick y Audrey están pronto en un escenario en apariencia idílico y ante problemas que los pondrán en apuros.
El novio es secuestrado, y al igual que en la primera película, cada invitado, miembros de la familia y hasta la propia novia son sospechosos. La pareja se encomendará a su supuesta área de expertise, e intentará resolver el caso por distintos puntos del globo, incluido un viaje anhelado a París.
La película, dirigida por
Jeremy Garelick y coestelarizada por Mark Strong, entre más, sabe aprovechar la recuperada notoriedad del género “whodunnit” (o "¿quién es el asesino?”), y que en los últimos tiempos tuvo diversas expresiones con enfoques de comedia como la saga de “Knives Out” de Rian Johnson o la serie “The Afterparty” de Apple TV+. “Misterio…”, sin embargo, se sostiene menos sobre la incógnita de quién es el culpable que por el ritmo que saben imponerle sus protagonistas.
“Si no sabés quién es el asesino o secuestrador, eso quiere decir que lo estás haciendo bien. Es así de simple”, explica Sandler.