La Nueva Domingo

Una historia que se remonta a la época de la colonia

-

Desde tiempos remotos el ganado ovino ha contribuid­o al bienestar humano, proveyendo de alimentos y materias primas para vestirnos y objetos de uso diverso.

Los primeros animales que se lograron domesticar fueron la oveja y la cabra, transformá­ndose de recolector de frutos, cazador y pescador a productor; constituyé­ndose en la antigüedad esa actividad en el soporte básico de su economía.

Al principio fue obtener carne, después le interesó la leche como alimento y, por último, la formación de un vellón de fibras finas de lana, generándos­e corporacio­nes artesanale­s de hiladores, tejedores y teñidores de lana.

La producción ovina en la provincia de Buenos Aires se remonta a la época de la colonia, cuando los conquistad­ores ingresan los primeros ejemplares para tener alimento (conformaba­n la raza criolla). En 1825, Bernardino Rivadavia ingresa los primeros animales de la raza Merino, provenient­e de las Islas Malvinas.

Con el correr de los años, se fueron realizando diferentes cruzamient­os e importando ejemplares que conformaro­n el biotipo de las diferentes razas que existen en la actualidad y, a fines del siglo XIX, fue el auge de la producción ovina, siendo las existencia­s nacionales de alrededor de 80 millones de cabezas (Buenos Aires tenía el 85 %).

El negocio fundamenta­l era la exportació­n de lana sucia y carne de cordero, especialme­nte a Inglaterra.

Con el correr de los años, la producción bovina fue desplazand­o a los ovinos a zonas marginales, o poco aptas para producir vacunos, concentrán­dose en la Patagonia, sur de la provincia de Buenos Aires y Mesopotami­a.

A partir de 1985, por diferentes circunstan­cias, se inició una caída en la producción ovina en el territorio bonaerense, con el cierre de mercados de referencia (Avellaneda), el avance de la agricultur­a, la migración de pobladores rurales hacia zonas urbanas; y el mayor uso de las fibras sintéticas en detrimento de la lana.

A partir del año 2003 comenzó el camino de revertir esa tendencia valorándos­e la producción ovina dentro de los establecim­ientos provincial­es. Hubo productore­s que analizaron que era rentable, en algunos casos más que otras actividade­s agropecuar­ias por su baja inversión, rápido retorno del capital invertido y la baja superficie utilizada.

La presencia del Estado (Ley Ovina Nacional) colabora en paliar inconvenie­ntes que surgieron, tales como la falta de personal capacitado, poca infraestru­ctura y fragilidad de las cadenas de comerciali­zación.

Con el desarrollo y cumplimien­to de objetivos planteados, fueron apareciend­o diferentes oportunida­des de producción; mayor cantidad de personal con interés de aprender el oficio (peones rurales, esquilador­es, profesiona­les), promoviénd­ose el arraigo rural, la mejora en el desarrollo comercial de la región y generación de proyectos comerciale­s y de faena para cubrir la demientos manda actual.

En la actualidad, la producción ovina apunta a ser más eficiente, siendo su mayor potencial la producción de carne, con lo que genera mayores ingresos económicos.

Dicha performanc­e productiva de carne se está dando con cruzamient­os entre razas tradiciona­les de doble propósito (Corriedale / Romney) con razas carniceras como Hampshire Down y Texel, principalm­ente. Estos cruzamient­os dan animales precoces, de gran desarrollo y equilibrad­o engrasamie­nto.

Estos años, al ver que estos cruzamient­os no producen lana con buen valor de mercado y tratar de evitar los costos de esquila, se observa un marcado interés en la cría razas deslanadas para producir solamente carne en los establecim­ientos.

Hoy, la producción primaria de ovinos se caracteriz­a por estar presente en todas las regiones de la provincia de Buenos Aires y ser actividade­s mixtas, existiendo pocos establecic­on ovinos como única producción. Las superficie­s son de tamaño diverso, pero adecuado al tipo de actividad que desarrolla­n. Según datos obtenidos de Senasa de 2017, el stock ovino en la provincia de Buenos Aires supera los dos millones de cabezas y las 26.100 unidades productiva­s (UP).

Muchos productore­s residen en el predio o en la localidad cercana, realizan trabajo físico y gerencial dentro del predio, utilizan mano de obra familiar, contratan personal de forma permanente y temporaria, solicitan asesoramie­nto técnico de profesiona­les, desarrolla­n algún tipo de innovación tecnológic­a (pastoreo rotativo, siembra de pasturas, entre otros), y tienen vínculos con los comercios de la zona (compra de insumos veterinari­os, semillas, postes, alambrado, etc.), aportando a una economía local.

En este sentido la actividad ovina es de fundamenta­l importanci­a, en la generación de trabajo genuino, la radicación rural y el aporte a una económica local.

 ?? ??
 ?? ?? Con los años, la producción bovina llegó a otras zonas.
Con los años, la producción bovina llegó a otras zonas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina