Bombara, una esquina a la vista
Hace 60 años, en abril de 1963, inauguró sus nuevas instalaciones comerciales la firma Bombara, presentado una impactante planta fraccionadora de sus vinos.
Tradicional bodega local, Bombara comenzó su historia comercial con un almacén en Güemes y Roca, para mudarse luego a Mitre y Caronti.
El vino que comercializaba llegaba desde Mendoza en los trenes del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, que dejaba los toneles en la estación Noroeste, de Sixto Laspiur al 400.
Tan próspero fue el negocio que la firma fue adquiriendo las viviendas linderas al comercio y construyendo piletones subterráneos y un tanque elevado para el acopio de los miles de litros de vino que vendía en la ciudad y el sur.
La máquina puesta en operatividad permitía realizar de manera automática el encorchamiento, etiquetado, embotellado, estampillado y lavado de botellas.
Fue la primera del país en su tipo, con la novedad de estar montada sobre calle Mitre, en altura respecto a la vereda, con el frente del negocio completamente vidriado que permitía verla en funcionamiento.
“La nueva planta es un paso decisivo en un proceso evolutivo a los que seguirán otros igualmente importantes, orientados siempre a la premisa de ofrecer la mejor calidad en vinos a los precios más convenientes”, se señaló.
Las instalaciones de Bombara fueron punto de visita de todas las escuelas de la ciudad, que eran recibidos con entusiasmo por sus dueños a través de atractivas visitas guiadas.
Los cambios en la forma de comercializar vinos, la competencia desleal y otros factores llevaron al cierre de la empresa en 1981.
Fue una de las últimas bodegas locales en hacerlo, luego de Arizu, Giol, Sulim Melman, Ciccioli y Chierchie.
La histórica propiedad fue demolida hace un par de años y en el lugar se ubica hoy un edificio de 15 pisos con locales en planta baja.