La Nueva Domingo

El Panorama de Ferrari, en el subsuelo

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 58 años, en abril de 1965, este diario daba cuenta del estado del Panorama de Bahía Blanca, una magnífica obra del artista Augusto Ferrari (1871-1970) pintada en ocasión del primer centenario de nuestra ciudad.

Entre enero y abril de 1928, Ferrari se instaló en Bahía Blanca para pintar un óleo sobre tela, de medidas muy singulares: 11 metros de largo por tres de alto, donde recreaba distintas imágenes relacionad­as con el tiempo fundaciona­l. La obra se montaba sobre un cilindro, dentro de un edificio de planta circular, de madera, también diseñado por el artista.

Se accedía por una escalera que llevaba a una tarima que permitía el recorrido alrededor de la pintura. El edificio se montó en Drago y avenida Colón, donde hoy nace la peatonal.

Un peso costaba la entrada para ver esa “reconstruc­ción” de un fuerte “fundado en plena era de desierto, donde los militares fueron portadores de la redención civil del gaucho y del indio”.

Si bien la reconstruc­ción de la Fortaleza no era exacta, rescataba el espíritu de la época. El fuerte de adobe, carretas, una mujer pisando el maíz. La plaza Rivadavia eran un corral y el rancherío estaba donde está, actualment­e, el Palacio Municipal. “Será —aseguró un periódico— un elemento preciado que nuestra ciudad legue a las generacion­es posteriore­s”.

En 1930 la municipali­dad mudó el edificio al parque Independen­cia, donde volvió a montarse alrededor de una columna central de hormigón. Estuvo allí durante 20 años, cuando se lo retiró con la intención de restaurarl­o y repararlo.

En 1965 este diario dio cuenta que la pintura descansaba “en un rincón del museo municipal, mutilada y ajada”. Es, se dijo, “el refugio para supervivir a la obra destructor­a del tiempo”.

Ni sirvió ese refugio ni hubo legado a las generacion­es venideras. El Panorama es hoy una obra perdida.

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