Rápido, pero no tanto

Hace 112 años, en abril de 1911, este diario hacía un llamado de atención a la lentitud que tenían los trenes de pasajeros para recorrer distancias importantes dentro del país.

Para quienes creen que la lentitud del servicio de trenes entre nuestra ciudad y Plaza Constitución es propia de estos tiempos como consecuencia del regular estado de las vías, es interesante saber que ya en 1911 había quejas por la demora en recorrer trayectos largos por parte de los ferrocarriles en mano de empresas inglesas.

“Los trenes entre Bahía Blanca y Constitución, vía Pringles, señalan una lentitud excesiva, pues recorren 640 kilómetros en 14 horas y tres cuartos, cuando bien podrían hacerlo en 12 horas o tal vez menos”, indicaba la crónica.

Hecha la observación en los medios, la empresa del Ferrocarril del Sud manifestó su intención de reducir al menos a 12 horas el viaje a partir de la incorporación de locomotoras especiales de gran poder que llegarían de Europa. Anticipó además que en el caso de los viajes nocturnos se podía reducir ese tiempo

“Tenemos pues que anunciar esta buena noticia. El verano próximo el servicio entre nuestra ciudad y plaza Constitución demorará dos horas menos”, se dijo.

Por entonces ese recorrido tenía veinte paradas intermedias, comenzando por Ingeniero White y Grünbein, para seguir luego –entre otras— con Corti, Cabildo, Sierra de la Ventana, Pringles, Laprida, Olavarría, Azul, Cañuelas, Temperley y Constitución.

En la actualidad el servicio de pasajeros entre nuestra ciudad y Constitución demora entre 14 y 16 horas, con menos de diez paradas, y un promedio de velocidad de 40 km/h, con dos frecuencias semanales.

Dos descarrilamientos ocurridos en el último año han derivado en varios meses de suspensión del recorrido a causa de las reparaciones que exigen los rieles a 139 años de colocados.