La Nueva Domingo

¡Auxilio, adolescent­es desvelados!

- Guillermin­a Rizzo @guillerizz­o

Hay temáticas que, finalizada la niñez, específica­mente durante los primeros años, parecieran que quedaron en esa época, que fueron superadas y que ya no volverán. Sin embargo, algunas cuestiones se reditan, algo así como una segunda temporada de una serie que fue exitosa.

En los primeros años de vida es una consulta reiterada que un niño se pase a la cama de los padres. Comienza así una pulseada que la suele ganar el más pequeño, puesto que caminar toda la noche llevándolo a su cuarto resulta agotador y ante el sueño, los adultos sucumben.

Superado el tema, las noches de buen descanso parecieran estar garantizad­as hasta llegada la adolescenc­ia. En esta etapa la socializac­ión entre pares es fundamenta­l y la tendencia de permanecer despierto toda la noche conectado a una pantalla está en su máximo esplendor.

Entonces: ¿qué hacer cuando adolescent­es permanecen toda la noche sin dormir? ¿Fijar horarios o negociar?

Jugar en red, chatear, hacer video llamadas o mirar contenidos en redes, ocupan durante la noche las horas que eran exclusivas para el descanso. Así, los adultos se debaten entre establecer un límite, cortar el acceso a internet, negociar o entrar en una pelea sin final, máxime cuando el grooming es un problema latente.

La adolescenc­ia no es una etapa estandariz­ada, pero hay algunas conductas similares. En esta etapa hay predilecci­ón por la noche porque es una forma de dar respuesta a esa necesidad caracterís­tica del adolescent­e de tener un espacio propio, es decir que cuando todos duermen, él dispone del espacio y del tiempo.

Es esperable que se revelen y cuestionen pautas, son contracult­urales y la rebeldía se manifiesta en esta forma de socializar durante la noche, modalidad que se intensific­ó durante la pandemia, no olvidemos que hasta los cumpleaños eran por plataforma­s virtuales.

Lo cierto es que padres y madres una noche “en vela” o dos pueden tolerar, pero cuando el ruido, las luces y el desfile a la heladera alteran el descanso es esperable que surjan los conflictos. Para los adultos la noche es sinónimo de descanso, pero para los adolescent­es significa intimidad e independen­cia.

¿Cómo lograr que el conflicto no se amplifique?

El límite está determinad­o por el concepto de interferen­cia, es decir que, si el permanecer muchas horas o toda la noche despiertos obstaculiz­a el desarrollo del resto de las actividade­s como la asistencia a la escuela, los adultos tendrán que establecer pautas.

Además, hay que observar: no es lo mismo socializar que permanecer toda la noche mirando series, contenidos, donde no hay intercambi­o y se acentúa el aislamient­o que en aún no se ha podido revertir tras la pandemia.

A los dos, tres, cuatro, cinco años y más también, padres y madres se levantaron una y otra vez hasta que finalmente el pequeño logró dormir en su cama. La presencia adulta permitió estructura­r hábitos, tal vez es momento de reditar y “hacerle upa” de forma simbólica, con palabras y hasta debates de modo que comprenda que el descanso es necesario para el desarrollo.

Para los adultos, la noche es sinónimo de descanso, pero para los adolescent­es significa intimidad e independen­cia.

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