En una contraofensiva complicada, las fuerzas ucranianas avanzan en el frente
“Los combates son difíciles, pero estamos progresando, eso es muy importante. Doy las gracias a nuestros chicos por cada bandera ucraniana que vuelve a su lugar correcto”, manifestó el presidente Zelenski.
La contraofensiva ucraniana ya está en marcha. Quince meses después del inicio de la invasión rusa, las tropas del presidente Zelenski comienzan a avanzar de forma generalizada sobre los territorios ocupados por Rusia y en los últimos días han sido varias las localidades liberadas en el este del país.
La voladura de la presa de Kajovka a principios de la semana pasada inhabilitó el frente de Jersón por la crecida del Dniéper y obligó al ejército ucraniano, que preparaba un ataque anfibio en la desembocadura del río, a trasladar sus operaciones 200 kilómetros al norte, hasta la región de Zaporiyia.
Kiev ha aprovechado que en esta región controla ambas orillas del Dniéper para transportar armamento y material bélico hacia la margen oriental del río, donde ha abierto un frente de unos 150 kilómetros de largo que se adentra en la región de Donetsk.
El objetivo de Zelenski es avanzar en este frente hacia el sur hasta alcanzar el mar de Azov para cortar las comunicaciones terrestres de Rusia con la península de Crimea a través del corredor ucraniano que Moscú estableció hace un año cuando se apoderó de las regiones de Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
Según dijo el presidente francés Emmanuel Macron en una reunión con sus pares de Alemania y Polonia, la contraofensiva ucraniana durará “varias semanas, o meses”.
El mandatario francés anunció que París intensificará sus entregas de municiones y armas a Kiev. Sobre el terreno, Ucrania afirma haber recuperado varios pueblos de las fuerzas rusas en el sur y el este del país. Pero las pérdidas son cuantiosas en ambos bandos.
Cautela
Toda la información debe tomarse con cautela. Rusia afirma estar repeliendo todos los ataques y ha anunciado que ha capturado vehículos blindados de origen occidental: “Tanques Leopard y vehículos de combate de infantería Bradley. Ahora estos son nuestros trofeos”, afirmó el Ministerio de Defensa ruso en Telegram, acompañando su mensaje con un video filmado por teléfono en el que se ven varios vehículos militares dañados. Según el ministerio, estos vehículos de fabricación occidental fueron “capturados en combate” por soldados rusos del grupo “Este”.
“Algunos de los vehículos de combate tienen motores en funcionamiento, lo que indica que la batalla duró poco y que los tripulantes ucranianos huyeron”, dijo el ministerio ruso, añadiendo que habían sido capturados en la región de Zaporiyia, en el sur de Ucrania.
Por su parte, Kiev se limitaría -en realidad- a poner a prueba la defensa rusa para identificar los puntos débiles antes de lanzar el grueso de sus tropas.
Boris Pistorius, ministro de Defensa alemán, advirtió que no podrá reemplazar todos los tanques suministrados por su país a Ucrania que hayan quedado inutilizados durante los combates, en momentos en que Rusia afirma haber capturado o destruido varios de ellos.
“No vamos a poder reemplazar todos los tanques que dejen de funcionar”, declaró el ministro alemán. Hasta la fecha, Berlín ha suministrado o prometido a Kiev 110 carros Leopard 1 y 18 carros de combate Leopard 2.
¿Vida normal en Kiev?
Mientras tanto, la vida cotidiana en la capital ucraniana se parece mucho a la de una capital europea . El tráfico es denso a media tarde, hay gente en las terrazas y transeúntes en las aceras. Las tiendas están abiertas y se están repavimentando los adoquines de la calle comercial de la ciudad. Se ven algunos soldados, pero no hay puestos de control ni sacos de arena en los cruces.
Aunque los ataques nocturnos desde el aire siguen siendo una amenaza, el escudo antiaéreo tranquiliza a la población, que intenta permitirse una vida más habitual.
De todos modos, hay historias como la de Ioulia, de 28 años. “Parece una vida normal. Todos vamos a trabajar, a los cafés y a los bares por la tarde. Salvo que por la noche se escuchan explosiones en la ciudad y no se puede dormir. Pero por la mañana tenemos que intentar fingir que es normal, fingir que creemos en esta ilusión de normalidad. Simplemente porque no tenemos otra opción, de lo contrario estaríamos llorando todo el tiempo”, comentó la joven.