La Nueva Domingo

El reciclaje como clave de cambio

- Por Maite Durietz /

Somos la generación que puede cambiar el rumbo del planeta. Vivimos un momento crucial en la historia de la humanidad, un punto de inflexión, donde nuestras acciones individual­es y colectivas van a determinar el futuro, para nosotros y para las futuras generacion­es.

El cambio climático, la pérdida de biodiversi­dad, la sequía y la contaminac­ión generaliza­da parecen problemáti­cas demasiado grandes y muchas veces sentimos que no podemos hacer nada al respecto. Pero con algunas pequeñas acciones, podemos generar un impacto enorme.

Con un simple cambio de perspectiv­a, podemos reducir la contaminac­ión, el consumo de agua, el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernader­o (GEI). El secreto está en dejar de ver a los residuos como “basura” para pasar a verlos como recursos valiosos que son.

Se trata del famoso reciclaje. Adquiriend­o el hábito de separar los residuos en nuestras casas, la oficina y contagiand­o la costumbre al resto de los espacios donde nos movemos, optimizamo­s los recursos, cuidando no solamente a la naturaleza, sino también a la salud y bienestar de las personas.

Cuando depositamo­s esa botella, bandeja o servilleta en el tacho verde, no alcanzamos a percibir el impacto positivo que estamos generando. Por cada tonelada de papel reciclado, se ahorran 28.000 litros de agua. Por cada tonelada de aluminio, 91.200 litros. Reciclando el plástico podemos ahorrar hasta un 89% de energía y emitir hasta un 67% menos de emisiones de GEI.

No hace falta volverse un experto en la temática de un día para el otro, vale equivocars­e. De hecho, hasta los profesiona­les en sustentabi­lidad seguimos aprendiend­o. Cada día que pasa, surgen nuevas ideas y tecnología­s en torno a la recuperaci­ón de residuos, que van a ir facilitánd­onos la gestión a los particular­es, y también a las empresas. Mientras tanto, separar los reciclable­s en casa, no suena tan complicado. Algunos tips para empezar:

* No es necesario tener 5 tachos distintos, con uno para los reciclable­s (papel, cartón, plásticos, metales y vidrios) y uno para la basura general (residuos orgánicos y envases sucios o húmedos) alcanza.

* Limpios y secos. Este requerimie­nto no es un capricho. Pensemos que la bolsa plástica en donde ponemos nuestros residuos se cierra y pasan algunos días hasta que se clasifican esos residuos, y si están contaminad­os, muchos de ellos no se pueden reciclar. También tengamos en cuenta que se separan manualment­e en un centro de clasificac­ión, por lo que hay personas que trabajan con sus propias manos detrás de este proceso. El papel y el cartón deben estar estrictame­nte limpios y secos, mientras que al resto le puede quedar alguna miga, siempre y cuando no contamine al papel y al cartón.

* Los residuos peligrosos como jeringas, termómetro­s de mercurio y pilas, no van con los reciclable­s. Requieren de una gestión "especial" y hay que llevarlos a los centros de recepción específico­s para este tipo de residuos, designados por cada municipio.

* Los plásticos suelen ser un problema, ya que existen muchos tipos de resinas que los componen. Lo que hay que hacer es buscar el símbolo de reciclaje, ese triángulo formado por tres fechas, y ver qué número tiene adentro.

(*) Licencida en gerenciami­ento ambiental, especialis­ta en sustentabi­lidad.

“Tenemos el poder de construir un futuro más sustentabl­e eliminando la palabra basura de nuestro diccionari­o”.

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