Nació un bisonte blanco en Estados Unidos
Un equipo internacional del que participaron investigadores del Conicet demostró que los marsupiales australianos y los americanos crecieron y cambiaron de forma diferente, lo que explica las diferencias en su forma, en su tamaño y en su estructura, que les permite adaptarse a sus respectivos ambientes y realizar funciones específicas.
Del estudio publicado en la revista “Nature Communications”, formaron parte los investigadores David Flores, Fernando Abdala y Norberto Giannini, de Conicet, junto con colegas australianos y canadienses.
“Desarrollamos la base de datos de estadios de desarrollo de marsupiales más completa que existe hasta el momento. Logramos
Un parque del estado de Wyoming, en el oeste de Estados Unidos, asistió al nacimiento de un bisonte blanco, un fenómeno que según la Asociación Nacional de Bisontes “ocurre una vez en diez millones de ejemplares”.
El hecho se produjo en el parque “Bear River” administrado por la División de Parques Estatales y Sitios Históricos de Wyoming, próximo a la ciudad de Evanston, según el periódico “The Sacramento Bee”, en la capital de California.
A su vez, la misma publicación californiana ratificó que “el raro nacimiento de un animal de la especie en cuestión, con esas características, es infrecuente en muchísimo tiempo”.
“La especie de bisonte blanco revolucionó a los aficionados de la fauna. Como el color de estos animales suele ser marrón o negro, el pelaje de este ejemplar causó sorpresa”, se agregó.
El bisonte blanco es un animal sagrado para los nativos de Norteamérica y ha inspirado varias películas, incluida un filme de 1977 dirigido por J. Lee Thompson, “Challenge a White Buffalo”, (El Desafío del Búfalo Blanco) con los actores Charles Bronson y Jack Warden.
Melanesia)”, agregó el investigador.
Destacó que descubrieron “que las trayectorias de crecimiento de los grupos de marsupiales americanos y los australianos son diferentes, incluyendo linajes que se separaron hace más de 65 millones de años, pero que siguieron un patrón evolutivo similar”.
A partir de “un trabajo publicado recientemente pudimos evaluar la evolución del crecimiento del cráneo de los marsupiales vivientes”, explicó.
Subrayó que eso les “permitió hipotetizar y discutir los patrones de crecimiento de los ancestros de los grupos actuales que sobreviven en ambos continentes, tanto de los que divergieron desde hace más de 65 millones de años, hasta los procedentes de procesos de diversificación más recientes”.
“El nuevo trabajo demuestra que las diversificaciones de los patrones de crecimiento son relativamente limitados en los marsupiales vivientes, y que esa diversidad no necesariamente acompaña la diversidad morfológica, mucho más alta y especializada en la fauna de marsupiales australásicos”, aclaró el investigador.
Esa diversidad se debe a que, tanto en América como en Australia, hubo varios eventos de dispersión en diferentes direcciones, en los que se utilizó la Antártida como un puente para cruzar.
Pero, además, los marsupiales sufrieron cambios en sus hogares, causados por los movimientos de la Tierra y los cambios en el clima, lo que hizo que algunos se extinguieran y otros evolucionaran.
“Por ejemplo, nuestro monito de monte, que vive en la Patagonia, está más relacionado con los animales australianos que con los americanos”, señaló el investigador.
Las formas más antiguas de los marsupiales de América, los de antes de que los grandes dinosaurios se extinguieran, tienen una apariencia de cráneo y dentición muy parecida a los marsupiales actuales.
El período de aislamiento de Sudamérica y su posterior separación de Antártida, sumados a la formación del istmo de Panamá, incidieron en los marsupiales.
Por su parte, Australia estuvo aislada mucho más tiempo y desarrolló su propia fauna; y en su caso fueron los marsupiales los que ocuparon los roles ecológicos principales. (Télam).