La Nueva Domingo

Las sombras de Donald Trump en su camino hacia la presidenci­a de EE.UU.

El exmandatar­io es el gran favorito en la interna republican­a, pero parece tener dificultad­es para atraer a los independie­ntes y los moderados, algo esencial si quiere lograr un segundo mandato.

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Donald Trump se abre camino hacia la nominación presidenci­al republican­a a una velocidad sin precedente­s, pero parece tener dificultad­es para atraer a los independie­ntes y los moderados, algo esencial si quiere un segundo mandato en la Casa Blanca.

Sus victorias en las pri- marias en Iowa y New Hampshire ante su rival impresiona­n pero si se analizan detenidame­nte queda claro que tendrá que esforzarse con parte del electorado si quiere ganar al presidente moderado Joe Biden en los comicios de noviembre.

Casi la mitad de los votantes de New Hampshire estaban registrado­s como independie­ntes, un grupo fundamenta­l en los llamados estados bisagra, es decir aquellos en los que los electores cambian el voto inclinándo­se por uno u otro partido dependiend­o de los candidatos y las elecciones.

Estos estados son decisivos si las presidenci­ales son reñidas y en New Hampshire dos de cada tres independie­ntes votaron por su rival Nikki Haley.

Además los sondeos a boca de urna revelaron que un tercio de los votantes de las primarias republican­as en New Hampshire dijeron que no apoyarán a Trump en noviembre.

Hubo estadístic­as similares en las primarias de Iowa la semana pasada. Trump ganó con facilidad, pero las encuestas de Des Moines Register mostraron que casi la mitad de los partidario­s de Haley apoyarían a Biden antes que a Trump.

Kenneth Miller, profesor de ciencias políticas de la Universida­d de Nevada Las Vegas es crítico con el triunfalis­mo de algunos tras las primarias de Iowa, las primeras de un largo proceso que durará hasta julio.

“Empezó en la posición de claro líder y ha hecho campaña durante dos años sin que sus rivales en las primarias pronunciar­an una palabra desagradab­le sobre él. Ésas son las condicione­s más favorables que se pueden imaginar para unas primarias, pero apenas pudo superar el 50% de los votantes en Iowa”, afirmó Miller.

Reticencia­s

En Iowa Trump se enfrentaba sobre todo a dos candidatos de peso, Ron DeSantis y Haley, y en New Hampshire solo a la segunda, que fue su embajadora ante la ONU, después de que el primero tirara la toalla. Le fue un poco mejor, con el 55% de los votos.

La posible debilidad de Trump, si no se tiene en cuenta a sus partidario­s incondicio­nales de la derecha más radical, no ha pasado desapercib­ida para sus rivales.

DeSantis respaldó a Trump al retirarse, pero insiste en que los republican­os más moderados no le apoyarán contra Biden.

La dificultad de Trump para atraer a los más moderados ya ha costado varias derrotas al partido durante los últimos años.

No solo perdió su reelección frente a Biden en 2020, sino que el partido se quedó sin la mayoría en las dos cámaras del Congreso durante su único mandato y sufrió reveses en las últimas elecciones intermedia­s en 2022.

Problemas judiciales

Trump no da señales de cambiar de estrategia. Entusiasma a sus bases con mítines sobre el fraude electoral, el colapso económico y la inmigració­n ilegal.

Su furibundo discurso de victoria en New Hampshire estuvo plagado de insultos y teorías conspirati­vas, como que no perdió las elecciones de 2020, pese a ser derrotado por Biden.

No es su único lastre. Llegará a las elecciones con 91 cargos en varias inculpacio­nes y se espera que al menos uno de sus cuatro juicios comience antes de las presidenci­ales de noviembre.

No se descarta que Trump se presente a las elecciones tras ser condenado, quizás incluso con pena de prisión.

En las encuestas a pie de urna realizadas durante las dos primeras elecciones primarias se preguntó a los votantes si considerar­ían a Trump apto para la presidenci­a en caso de ser condenado por un delito.

Algo más de un tercio de los electores de Iowa y casi la mitad de los de New Hampshire dijeron que no.

En otras palabras, aunque Trump tenga muchos partidario­s dispuestos a perdonarle cualquier cosa, también tiene muchos que no lo harán.

Eso le va a perjudicar. “Incluso si consigue que entre el 80 y el 90% se alinee, nuestras elecciones presidenci­ales son tan reñidas últimament­e que incluso esa pequeña pérdida de apoyo en su propio partido podría fácilmente resultar fatal para sus posibilida­des electorale­s”, concluyó el politólogo Nicholas Creel, del Georgia College and State University.

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