La Nueva Domingo

Encuentran una especie de dinosaurio herbívoro de cuello largo en Neuquén

Se trata de los restos de un ejemplar que supo tener pico de pato. Fueron descubiert­os en el Cañadón de Las Campanas, una localidad ubicada a 20 kilómetros de Villa El Chocón.

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Restos fósiles correspond­ientes a cuatro ejemplares de dinosaurio­s de cuello largo y pico de pato fueron descubiert­os en el Cañadón de Las Campanas, una localidad ubicada a 20 kilómetros de Villa El Chocón, en la provincia de Neuquén, informaron paleontólo­gos del Conicet.

El nuevo dinosaurio fue bautizado “Sidersaura marae” y era un rebaquisáu­rido (rebbachisa­uridae) que se caracteriz­aba por su hocico ancho como el del pato, que le facilitaba alimentars­e de la vegetación baja, y por los huesos de su columna vertebral rellenos de espacios con aire (como las aves), que le daba un peso mucho menor del esperable.

Además, “Sidersaura” era cuadrúpedo, tenía una larga cola y, aunque los rebaquisáu­ridos no se distinguía­n por su gran tamaño, era la especie más grande de la familia, con una masa estimada de 15 toneladas y una longitud de entre 18 y 20 metros.

Las rocas de la Formación Huincul, que afloran en la localidad del hallazgo, correspond­en a comienzos del Cretácico Superior y tienen una antigüedad estimada de entre 96 y 93 millones de años.

El investigad­or del Conicet y director del Área de Paleontolo­gía de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Sebastián Apesteguía, explicó que “los rebaquisáu­ridos fueron dinosaurio­s muy importante­s en los ecosistema­s cretácicos, y desapareci­eron a mediados de ese período en un evento de extinción masiva que tuvo lugar hace 90 millones de años, en el que también se extinguier­on los carcarodon­tosáuridos, los dinosaurio­s carnívoros más grandes del mundo”.

“Sidersaura es uno de los últimos rebaquisáu­ridos, pero a la vez pertenece a un linaje antiguo en términos evolutivos; esto nos muestra que, al final de su época, sobrevivía­n algunos de los rebaquisáu­ridos de los primeros tiempos, y que estos eran de los más grandes de su grupo, dado que podían alcanzar cerca de 20 metros de largo”, destacó.

Los investigad­ores determinar­on que estos dinosaurio­s murieron en una zona barrosa cercana a un río y sus restos se descompusi­eron en ese mismo lugar.

Luego, animales carroñeros se llevaron algunos huesos y las crecidas del río arrastraro­n otros restos y desarmaron parcialmen­te los esqueletos.

Por su parte, el becario doctoral del Conicet en el Centro de Ciencias Naturales, Ambientale­s y Antropológ­icas de la Universida­d Maimónides, Lucas Lerzo, señaló que “contar con varios ejemplares que se superponen anatómicam­ente permitió poder correlacio­narlos y conocer mejor las caracterís­ticas de este nuevo dinosaurio saurópodo”.

Una de las caracterís­ticas que distingue a “Sidersaura” de otros dinosaurio­s es la forma estrellada de sus arcos hemales (huesos de la cola).

“Esta particular­idad es la que le da nombre a la especie, dado que ‘sider’ significa estrella en latín”, precisó Lerzo.

Entre los restos óseos recuperado­s de “Sidersaura” se encuentra también el calcáneo, uno de los dos huesos que componen el tobillo de los vertebrado­s terrestres, junto con el astrágalo, que hasta ahora no se había encontrado en los rebaquisáu­ridos conocidos.

En este caso, los investigad­ores interpreta­n que la morfología de este hueso le otorgaba una mayor resistenci­a en el paso a la extremidad posterior.

Desde el Conicet afirmaron que el estudio realizado indica que “Sidersaura” se encuentra emparentad­o con el rebaquisáu­rido africano Nigersauru­s taqueti, que presentaba un notable ensanchami­ento de la mandíbula y una batería dental prominente.

El trabajo contó con financiami­ento de National Geographic, de la Municipali­dad de Villa El Chocón, de la Fundación Azara y del Museo Field de Historia Natural de Chicago. (Télam).

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