Girasol: el cultivo que (en sequía) creció al mismo nivel de 1999
Si bien los precios internacionales no fueron tan relevantes como en el año 2022, los registros resultaron favorables en cuanto a producción, industrialización y comercialización. ¿Qué pasará en la campaña venidera?
Apesar de que la Argentina sufrió, en 2022/2023, la peor sequía de los últimos 60 años, el girasol cerró la campaña con las cifras más altas de la década en producción, molienda y comercialización, con referencia tanto local como internacional.
“En el transcurso del año 2023 el agro se enfrentó a complejos desafíos, todos ellos marcados por la devastadora sequía que dejó una huella profunda en la producción”, dijo la Lic. Emilce Terré, titular del Departamento de Información y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
“Este fenómeno, catalogado como la peor sequía en 60 años, y en 100, si se considera el agregado de los 3 años consecutivos con lluvias por debajo de la media, afectó severamente numerosos cultivos lo que provocó una magra producción”, añadió.
Por su parte, la Lic. Natalia
Marín, también del DIyEE de la Bolsa de Comercio rosarina, comentó que en medio de este panorama desafiante, el girasol demostró guarismos muy favorables en cuanto a su producción, industrialización y comercialización.
Si bien los precios internacionales no fueron tan positivos como en el año 2022, los principales indicadores de oferta y demanda apuntalan a la campaña 2022/23 como una de las más exitosas para este cultivo en años recientes.
Lo cierto es que la 2022/23 alcanzó una producción 4,7 millones de toneladas, siendo la más alta registrada desde la campaña 1999/00.
“Este récord productivo es el resultado de un incremento del área sembrada en el 37 % con respecto al promedio de las últimas 5 campañas”, explicó la Lic. Terré.
“La industria aceitera, por su parte, sufrió en el último año un gran faltante de soja, por lo que el uso de girasol como insumo resultó superior a años anteriores”, añadió.
Según los datos informados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), los volúmenes de crushing del girasol de la campaña 2022/23 alcanzaron 3,9 millones de toneladas, el más alto de la década y el segundo más relevante en 20 años.
Otro dato en alza: 2023 resultó el segundo año más alto en comercialización local de los últimos 6, por detrás de 2019, con más de 3,6 millones de toneladas operadas entre contratos y fijaciones, un 35 % más que lo comercializado en los últimos 3 años.
Se destaca, incluso, que mayo de 2023 fue el mes con mayor volumen comercializado (llegó a 788.353 toneladas).
“Este fenómeno es explicado por la primera incorporación del girasol a un Programa de Incremento Exportador, que permitía liquidar exportaciones agrícolas a un tipo de cambio diferencial”, aclaró la Lic. Marín.
En base al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), las exportaciones del complejo girasol alcanzaron 2,22 millones de toneladas; esto es, el mayor volumen registrado desde la campaña 2005/06.
“Sin embargo, medidas en millones de dólares, las exportaciones del complejo incluyendo semilla, pellets y aceites cayeron un 26 % en el año pasado respecto al anterior debido al desplome de los precios”, sostuvo.
De todos modos, los 1.488 millones de dólares exportados de girasol en la campaña 2022/23 aún representan el segundo monto más alto de la década.
“En efecto, los valores de exportación del aceite de girasol argentino comenzaron relativamente altos en 2023 pero, luego, descendieron significativamente con respecto al año anterior”, comentó la Lic. Terré.
Los precios de exportación del aceite de girasol argentino comenzaron altos en 2023 pero, luego, descendieron en forma significativa.
En 2022, el conflicto armado entre Rusia y Ucrania había disparado las cotizaciones internacionales, siendo la región del Mar Negro la principal abastecedora global de este tipo de aceites.
“Sin embargo, la caída de los ingresos mundiales, la menor actividad económica, la apreciación del dólar y la suba de la tasa corta de interés, propiciaron la sustitución de aceites caros por otros más baratos, sustituyendo al girasol y la canola por productos como la palma”, admitió.
“Además, el corredor seguro para la exportación desde la zona del conflicto menguó la incertidumbre global por las cadenas de suministro, sumando presión a la baja”, concluyó la responsable del Departamento de Información y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
El futuro del cultivo
Para 2023/24, la siembra de girasol alcanza un total de 1,88 millones de hectáreas, con una caída del 25 % respecto de la campaña anterior.
Según la BCR, el recorte en el área se dio con más fuerza en el sector norte del país, aunque en general todas las zonas apreciaron caídas.
En base a la regionalización de girasol que realiza Asagir (Asociación Argentina del Girasol), en el núcleo girasolero del NEA el área cayó casi un 50 %, con una superficie sembrada total de 230.000 hectáreas.
La región denominada Centro registró una merma en la superficie sembrada de 40 % interanual, con un total de 220.000 hectáreas. En San Luis, otra importante región productora, el área cayó un 20 % para arribar a 75.000 hectáreas, mientras que en Entre Ríos el recorte fue del 25 % (total implantado: 15.000 hectáreas).
En el centro de Buenos Aires y el oeste bonaerense, el área total se sostuvo estable: 80.000 y 335.000 hectáreas, respectivamente. El sudeste y sudoeste bonaerenses registran una caída de 20 % cada una, para sumar un total de 300.000 y 360.000 hectáreas en el nuevo ciclo, respectivamente. Finalmente, en La Pampa prácticamente no hubo variaciones entre campañas en el área implantada (sumando un total de 270.000 has.).
Ante este panorama, y si las condiciones climáticas lo permiten, se prevé una producción a nivel nacional de 3,85 millones de toneladas. Esto es, 20 % por detrás de la producción estimada para la campaña anterior. Sin embargo, algunas estimaciones privadas parten de una menor área sembrada ajustando, por tanto, la estimación de producción hasta un rango de 3,3 a 3,5 millones de toneladas.
El análisis de la comercialización y producción de girasol por sectores permite conocer las necesidades de las diferentes regiones y visualizar faltantes o movimientos del insumo en la cadena, a lo largo y a lo ancho del país.
La industria aceitera sufrió en 2023 un gran faltante de soja. Así, el uso de girasol como insumo resultó superior a años anteriores.