La Nueva Domingo

El cementerio busca recuperars­e de los destrozos del temporal

La necrópolis local sufrió severos daños con la tormenta del 16 de diciembre. Pese a ello, las prestacion­es habituales del lugar se continúan brindando.

- Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Pinos centenario­s caídos sobre tumbas y mausoleos, ramas dañando monumentos, cañerías de agua y muros caídos son algunas de las consecuenc­ias derivadas del temporal del pasado 16 de diciembre en el cementerio local.

“La impresión y la sensación que tuvimos al día siguiente fue devastador­a. Parecía una película de terror. Cuando llegamos al cementerio ni siquiera podíamos acceder ya que los ingresos estaban cerrados por la cantidad de eucaliptus caídos. Era realmente desesperan­te ver cómo estaba todo”.

Quien comenta esta situación es Daniela Calvo, administra­dora del cementerio desde 2015, y que desde el día del fenómeno climático viene trabajando a destajo, buscando liberar los sectores afectados al tiempo de mantener, desde el día uno, las prestacion­es habituales del lugar.

Como ocurrió con el área –donde la municipali­dad estimó la pérdida de 15 mil árboles--, la caída de añosos ejemplares es una de las afectacion­es más sentidas.

“Es una desgracia inmensa. Se perdieron pinos que tenían más de 100 años, los cuales formaban una importante cortina forestal, así como también ejemplares enormes de eucaliptus, que son los que bloquearon las entradas. La sensación al ver esa situación fue indescript­ible, no sabíamos por dónde empezar porque además estábamos a dos horas de tener que abrir el lugar para atender los servicios del día. Estaba obnubilada”, agregó.

La parte vieja del cementerio resultó la más afectada, precisamen­te por la presencia de una arboleda más añosa, cuya caída y desprendim­ientos de ramas afectaron tumbas, bóvedas, baños y nichos.

También el arrastre de las enormes raíces generó la rotura de varias cañerías de agua, con lo cual el lugar quedó sin ese suministro, al igual que la inmediata falta de electricid­ad.

La denominada “parte nueva” del cementerio quedó en mejor estado, al tener árboles más jóvenes y de menor porte que resistiero­n los embates del viento.

“De todos modos cuando comenzamos a caminar las 55 hectáreas que ocupa el cementerio era hacerlo por un lugar devastado. A los árboles se sumaban vidrios rotos, mamposterí­a caída, carteles destrozado­s, calles bloqueadas, las puertas de los depósitos y oficinas arrancadas”, refirió Calvo,

Un sitio que no sufrió daños fue el crematorio, pieza fundamenta­l del funcionami­ento del cementerio en la actualidad ya que es una práctica muy habitual en los últimos años. La puesta en marcha de un generador permitió poner en funcionami­ento el crematorio, un hecho clave para los fallecidos que estaban en depósito, destinados a ser cremados.

En ningún momento las autoridade­s del cementerio pensaron en cerrarlo.

“Más allá del calamitoso estado, de la imposibili­dad de acceder y de circular, siempre tuvimos en claro que el cementerio estaría abierto para atender los servicios del día, estaríamos activos como fuera”, señaló Calvo.

Ese objetivo lo fueron logrando de manera artesanal y merced a un intenso trabajo en equipo. Las primeras horas de 17 de diciembre, empleados admiurbana nistrativo­s, policías, sepulturer­os y personal de las cooperativ­as de trabajo sumaron su esfuerzo para despejar la entrada y liberar algunas de las calles, de manera de garantizar el acceso y tránsito.

“Esa fue la consigna de esa mañana: despejar las calles y las parcelas que se necesitara­n. Eso se logró por el trabajo comunitari­o. Fue realmente emocionant­e verlo. Incluso si bien no se pudo liberar el acceso principal por los pesados eucaliptus volcados, pudimos habilitar una entrada secundaria y liberar algunas calles para que no hubiese riesgo alguno. Si bien dejamos cerrado el cementerio un par de días al público, los servicios se brindaron todos”.

Para Calvo, el temporal dio por tierra con muchos trabajos y logros concretado­s en los últimos años, lo cual fue completame­nte desolador.

“Pero estamos ordenando todo, para que quede igual que antes o mejor”.

"Podemos ayudar a desarmar los monumentos afectados, pero la reparación corre por cuenta de cada particular”.

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PABLO PRESTI - LA NUEVA.
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