A 55 años del disco “Mujeres Argentinas”, en la voz de Mercedes
Hace algo más de medio siglo, la mayor voz femenina de Latinoamérica, el poeta Félix Luna y el compositor Ariel Ramírez, se reunían para honrar a nuestras mujeres.
"El disco ‘Mujeres Argentinas’ se adelantó a su época musicalmente y a su contexto histórico. Su sonido fue toda una novedad”.
Los números juegan un papel importante en este caso, empezando por las fechas: si la oficialización del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer establecido por las Naciones Unidas fue en 1977, Mercedes Sosa y Ariel Ramírez también en esto se adelantaban: por eso graban Mujeres Argentinas, el disco cumbre que los reunió, cuatro años antes, en 1973.
La obra era un álbum conceptual de ocho canciones cuyas letras aludían respectivamente a ocho mujeres –reales y de ficción– de la historia nacional.
Juana Azurduy, Manuela Pedraza, Rosario Vera, Dorotea la cautiva, Alfonsina Storni, Guadalupe Cuenca, la China del Alto y la Gringa Chaqueña eran las homenajeadas en la placa.
Así, el octeto femenino, muy anterior a la existencia del 8M como fecha emblemática, expresa, en la suma que le da número, una apelación de clara urgencia y necesidad, que a su vez se volvió felizmente canto.
Quién fue
“Desde la guerrillera que peleó por la Emancipación en el Alta Perú hasta la abnegada maestra; desde la poetisa que enriqueció el acervo lírico del país hasta la cautiva que renunció a volver a la civilización” puede leerse en la solapa explicativa que solían acompañar los vinilos.
Y agregaba en esas mismas líneas: “Desde la brava tucumana que echaba aceite hirviendo sobre los invasores ingleses, en el alba de la Patria, hasta la gringa cuyas manos poblaron el Chaco…”
¿Pero quiénes eran exactamente esas mujeres únicas y cuáles sus historias? Título por título, vamos aquí a un repaso de cada canción, cada mujer, cada vida.
Alfonsina y el mar
Quizás la canción más resonante en el oído popular y a la vez el homenaje por excelencia a la mujer argentina: la poeta que, adelantada entre las adelantadas, desafió con belleza lírica la dictadura de los hombres, entonces casi invisible: “¿Qué diría la gente, recortada y vacía, / si en un día fortuito, por ultrafantasía, /me tiñera el cabello de plateado y violeta?” escribió Alfonsina alguna vez. Esa era la poeta que Félix Luna inmortaliza, paradójicamente, caminando hacia la muerte.
Rosarito Vera
“Con manos sucias de tiza/siembras semillas de letras/y crecen abecedarios en tu corazón, maestra” acertó Luna al retratar a la mujer fundacional de la docencia argentina y a “todos los hijos que tiene/ ¡millones de argentinitos/vestidos como de nieve!”. Ramírez, que la hizo zamba, completó el homenaje siempre conmovedor entre las y los docentes del país.
Juana Azurduy
La dama lanza en ristre por excelencia; emblema de la heroína americana en las batallas del alto Perú. Una belleza reconvertida en canto que sigue emocionando como nunca en la voz de Mercedes: “Tierra en armas que se hace mujer/ amazona de la libertad/ quiero formar en tu escuadrón/ y al clarín de tu voz atacar” dice la cantora y flota el eco en su “voz de atacar” el histórico coraje que emociona.
“Manuela Hurtado y Pedraza”, más conocida como “Manuela la tucumanesa” heroína casi anónima en la reconquista de Buenos Aires cuando las invasiones inglesas, resultó finalmente condecorada por Liniers, y aquí laureada por los versos de Luna: “Las ollas en sus manos/fueron cañones (…) con un fusil de chispas/y muchas ganas/ peleó doña Manuela/ la tucumana”.