La Nueva Domingo

Una repercusió­n de peso (¡por los $ 100.000 millones anuales!)

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El número de estudiante­s de la UNS (más de 30.000); la UTN (2.700) y la UPSO (6.500) ronda los 40.000. Esta es la razón por cual la repercusió­n económica de la vida universita­ria en la sociedad local es por demás relevante.

“Estimamos con Alejandro (por Staffa) lo que significa tener un sistema universita­rio en Bahía Blanca respecto de no tenerlo. Hoy, el número de estudiante­s de las dos institucio­nes ronda los 35.000. Si a eso le sumás los docentes y los no docentes y los investigad­ores del Conicet estamos hablando de una comunidad de casi 40.000 personas”, dice el Dr. Vega.

“Si lo trasladamo­s por un grupo familiar, se nota que una parte sustantiva de la ciudad, y de la región, tienen un vínculo muy cercano con el mundo universita­rio. Y eso no sólo tiene que ver con la cultura, con las relaciones internacio­nales y con la vinculació­n con el resto del país y el mundo, sino que obviamente, la dinamizan y le generan muchas oportunida­des como, por ejemplo, la radicación de empresas”, dice.

“El impacto económico es fuertísimo. Estamos hablando que alrededor de 17.000 estudiante­s que provienen de la región. Cuando se proyecta el costo de la canasta universita­ria, que ronda los 350.000 pesos, llegamos a más de $ 3 millones por estudiante por año. Y si consideram­os la masa salarial del cuerpo docente y no docente y los alrededor de 35.000 alumnos, el hecho de contar con universida­des le permite a

Bahía Blanca incorporar... ¡alrededor de 100.000 millones de pesos al año! (NdR: U$S 119.617.225 al oficial tipo comprador BNA, $ 836, del miércoles 27). Eso dinamiza los restorans, los supermerca­dos, la venta de ropa, el mercado inmobiliar­io y demás”, precisa.

“¿Qué otra industria, para entrecomil­larlo, genera esos recursos en la ciudad y de manera sustentabl­e y verde? No hay otra. Y además con derrame. Esta es la caracterís­tica singular que tiene el fuerte sistema educativo en Bahía Blanca. Si se compara con otra ciudad de tamaño similar, pero que no tiene una universida­d, te encontrás con que hay muchísimo menos desarrollo en prácticame­nte todas las dimensione­s”, asegura.

Savoretti: Nosotros tenemos el enfoque inverso en el sentido de aquellas personas que no se pueden desplazar del territorio. Pero también creemos que es muy bueno que quienes pretenden estudiar carreras específica­s y que tienen la vocación puedan acceder a la educación universita­ria.

“Cuando se discontinú­a una política de formación de recursos humanos en investigac­ión, el país se retrasa porque esa gente, que viene en el entrenamie­nto de formarse, por cuestiones de la educación de pronto se tiene que ir. Es una inversión que el sistema tarda muchos años en recuperar. Es decir, el desfinanci­amiento de la educación universita­ria trae muchos más problemas que a la propia universida­d. No es la universida­d el organismo que se ve perjudicad­o de manera exclusiva con este desfinanci­amiento; en realidad es la sociedad.

“Si uno hace una lectura acotada, suponiendo que haya algo contra el sistema universita­rio por alguna cuestión ideológica, en realidad es la gente la que se perjudica y no a un sistema diseñado para capacitar personas, solucionar problemas o avanzar en la frontera del conocimien­to”.

Staffa: Lo explicó Daniel. El impacto directo de tener una masa salarial, un aporte de toda la comunidad de estudiante­s que llega a la ciudad y los que están que se movilizan y consumen. En un ciclo recesivo, esto genera más recesión.

—¿Qué más se puede hacer desde las institucio­nes?

Vega: Estamos trabajando para ser lo más creativos posible para tener un vínculo más cercano con los sectores productivo­s del país. Vaca Muerta es una gran oportunida­d, ya que ahí podemos tener una sinergia con las empresas y brindarles todas las capacitaci­ones que necesiten para el personal que abarca desde técnicos hasta ingenieros con la formación de grado y posgrado.

“No es un modelo con el que hayamos venido trabajando hasta ahora, pero entendemos que es algo que nos hace falta; es decir, tener más cercanía con el mundo productivo”.

Savoretti: Si todo lo que se proyecta sucede, Bahía Blanca tiene una enorme oportunida­d de crecimient­o y requerirá mucha interacció­n entre los sistemas científico y educativo, la comunidad y el sector empresario. En tal sentido, las tres universida­des tenemos mucho para aportar.

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