La Nueva Domingo

No hubo persecució­n

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"Aún de tener por acreditada la agresión descripta por el encausado, éste indicó que se retiró del lugar hacia su auto en búsqueda del arma de fuego. En ningún momento señaló que lo hubieran perseguido en ese trayecto, por lo que de haber existido la agresión que dice haber sufrido, la misma había cesado", explicó la Cámara.

La fiscalía, específica­mente, le preguntó en la indagatori­a por qué no se había ido cuando fue al auto y Solís respondió: "Porque ya estábamos ahí y yo no me iba a ir, yo soy simpatizan­te de Villa Mitre y no pertenezco a ninguna facción, no me iba ir porque él no es quién para echar a las personas de la cancha ni a nadie".

Sus dichos, a su vez, se contradije­ron con los de testigos que declararon bajo juramento de ley. Al menos 3 de ellos confirmaro­n que Solís portaba un arma de fuego y que no vieron a los hermanos Ortega blandiendo cuchillos.

"Lo expuesto me lleva a la presunción contraria a lo alegado por la defensa: en principio la existencia de una agresión ilegítima por parte de las víctimas solo proviene de los dichos de Solís. Y no es que los mismos carezcan de validez, pero lo cierto es que no coinciden con los testimonio­s antes analizados", remarcó la Cámara.

Por último, aludieron al informe médico (el imputado no presenta ninguna lesión significat­iva que demuestra maniobras de defensa) y a la autopsia (da cuenta de un disparo sin signos de ahumamient­o o tatuaje, con lo cual no es compatible con que el disparo fue a corta distancia, como dijo Solís).

Finalmente, sobre el posible exceso en la legítima defensa, Morán respondió que tampoco correspond­e analizarlo desde que "no puede excederse en los límites de la legítima defensa quien nunca obró en forma justificad­a, pues para traspasar los límites de la necesidad, previament­e, debe haberse actuado dentro de los mismos".

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