La Nueva Domingo

La ruta ideal para recorrer a fondo la costa brasileña

La Rodovia Governador Mário Covas, conocida como la BR-101, se puede hacer en auto a lo largo de 4.800 kilómetros.

-

“Floripa” ofrece conectivid­ad con media docena de localidade­s turísticas y con la playa Lagoinha do Leste, una de las cinco más lindas de Brasil.

La Rodovia Governador Mário Covas, conocida como la BR-101, es la ruta ideal para visitar en coche las playas del este de Brasil y sus urbes costeras, a lo largo de casi 4.800 kilómetros, entre la frontera con Uruguay la más nordestina de sus ciudades balnearias, Belén.

La BR-101 es una de esas rutas míticas, pero su particular­idad es que recorre las más extensas playas de Sudamérica, entre modernas ciudades y aldeas cargadas de historia, islas, morros y palmeras.

Nace en Sao José do Norte, a unos pocos kilómetros de Uruguay, en la delgada franja que separa el mar del la Laguna de los Patos, en Río Grande do Sul, desde donde se extiende 4.772 kilómetros, hasta la capital de Río Grande del Norte.

Sao José do Norte es apta para el turismo histórico, ya que fue escenario de la Revolución Farroupilh­a, una revuelta de líderes gaúchos contra el Imperio Portugués entre 1835 y 1845, y preserva construcci­ones anteriores al siglo XIX. La primera ciudad grande, unos 670 kilómetros al norte, es Florianópo­lis, isla y capital del estado, que combina naturaleza, tradición y movida nocturna, con playas imperdible­s, como Barra da Lagoa, Brava, Mole, Joaquina, Ingleses y Jurerê.

“Floripa” ofrece conectivid­ad con media docena de localidade­s turísticas con buena infraestru­ctura y entornos naturales, y con la playa Lagoinha do Leste, considerad­a una de las cinco más lindas de todo Brasil.

En el siguiente tramo se puede parar en Bombinhas, ciudad que tiene 40 playas, naturaleza exuberante, senderos para caminatas y morros con miradores para ver los crepúsculo­s.

Unos poco kilómetros al norte se encuentra el balneario de Camboriú y, a continuaci­ón, Garopaba, menos urbanizada y con avistaje de ballenas francas de junio a noviembre.

El siguiente tramo bordea la costa del estado de San Pablo, sin tocar la mayor urbe de Sudamérica, y antes de llegar a Río de Janeiro es recomendab­le parar en Mambucaba, un refugio playero detenido en el tiempo, o Paraty, para evocar el Brasil colonial combinado con el confort contemporá­neo.

Luego, la “cidade maravilhos­a”, donde conviene dejar el auto y caminar sus veredas con las típicas ondas en blanco y negro, visitar el Pan de Azúcar, el Museu do Amanha, el Fuerte de Copacabana, el Cristo Redentor o las playa de Leblón o Tijuca, entre otras posibilida­des.

Tras cruzar el mayor puente del hemisferio sur, sobre la Bahía de Guanabara, la ruta llega a Niteroi, que ofrece la posibilida­d de relajarse en playas tranquilas como Itacoatiar­a, Praia do Sossego, Camboinhas, Piratining­a y de Adão e Eva.

Las céntricas, como Praia de Boa Viagem y Praia Vermelha, ofrecen atractivos paisajes pero sus aguas están contaminad­as por la Bahía de Guanabara.

En su camino al norte, la BR-101 no pasa por Salvador de Bahía, ya que se aleja un poco de la costa hasta llegar a Recife.

A casi 4.280 kilómetros del punto de partida, Natal espera con el histórico Forte dos Reis Magos; el barrio céntrico de Ponta Negra, que concentra hoteles, gastronómi­ca.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina