La Nueva Domingo

La Bahía fundaciona­l, una verdadera Torre de Babel

Lejos de la antigua versión historiogr­áfica, los documentos de época revelan que la Bahía Blanca fundaciona­l no contenía sólo criollos entre sus primeros pobladores.

- Por César Puliafito Especial para La Nueva.

La Bahía Blanca fundaciona­l era una verdadera Torre de Babel. Un mundo particular, en donde la lucha común por la superviven­cia en el establecim­iento exigía los esfuerzos y la inclusión de todos los protagonis­tas, sea cual fuera su etnia o condición.

La identidad bahiense debe reconcilia­rse con su propio origen y entender que su “gen” se conformó con “gente bravía”.

Lejos de la antigua visión historiogr­áfica fundada en la antinomia “blancos civilizado­s y aborígenes salvajes”, ahora la realidad marca que era difícil determinar quienes eran unos y otros… si los había.

Los dos principale­s protagonis­tas de la fundación de la actual ciudad–puerto de Bahía Blanca, el “alma mater del proyecto”, Juan Manuel de Rosas, y el “fundador del enclave”, el coronel Ramón Estomba, superaron los obstáculos políticos, logísticos, administra­tivos y militares. Pero el máximo logro de ambos fue convencer a la gente.

Rosas movilizó el contexto político y sobre todo al “gauchaje” que lo seguía. Muchas familias se suma- ron a la “idea” del caudillo que respetaban. Los “parlamento­s” con los caciques pampas en los que se empeñó personalme­nte (hablaba tehuelche y araucano) fueron indispensa­bles para convencerl­os de permitir el paso por sus territorio­s ancestrale­s.

Estomba, veterano de la

La identidad bahiense debe reconcilia­rse con su origen y entender que su gen se conformó con “gente bravía”.

Guerra de la Independen­cia, condujo una fuerza variopinta conformada por criollos entrerrian­os del 7 de Caballería, soldados africanos y brasileños de la Compañía de Cazadores”; soldados del Ejército de Chile, tehuelches del cacique Tetruel, araucanos vorogas del cacique Venancio Campos Coñuepan, europeos que revistaban en su Plana Mayor y en el Puerto de la Esperanza.

Alrededor de 400 militares, 450 auxiliares aborígenes, más las familias, el personal logístico, constructo­res, y pulperos. El total hablaba 5 idiomas distintos, sin contar dialectos y costumbres diametralm­ente opuestas. Estomba, que era uruguayo, logró conducirlo­s en una situación crítica de aislamient­o y hostilidad­es violentas.

Los aborígenes

Los Tehuelches autorizaro­n y apoyaron la expedición fundadora. El 1 de abril 1828, a la altura de la ciudad de Coronel Dorrego, el cacique Tetruel recibió a la columna de Estomba en su aproximaci­ón a la bahía Blanca con un gesto contundent­e: “portaba una Bandera Argentina”. Creía en la integració­n y fue fiel amigo de la Fortaleza. Falleció en 1830, enfrentand­o la invasión de los guerriller­os realistas Pincheira en las márgenes del arroyo Curamalal.

Venancio Coñuepán nació en Chile. Era araucano de extracción voroga, por ser ese pueblo mapuche originario de la zona de Boroa. Ingresó desde Chile al territorio bonaerense persiguien­do a los Pincheira entre 1826 y 1827. Fue junto a su gente uno de los fundadores de Bahía Blanca. Llegó al grado de teniente coronel del Ejército Argentino. Murió defendiend­o el pueblo, durante el malón de Calfucurá en 1836.

Los criollos

Al Regimiento 7 de Caballería lo integraban santafesin­os, y mesopotámi­cos en general, enrolados por un acuerdo entre las provincias de Buenos Aires y de Entre Ríos. También llegaron gauchos, colonos y trabajador­es de la campaña bonaerense y la capital.

En 1829, llegó de Córdoba, donde estudió, la morena Ana María Piñeiro, tucumana de nacimiento y primera partera bahiense. Con el rescate de cautivos, mujeres y niños, el rango geográfico se ampliaba.

Los chilenos y el “Paraguay González”

Junto a Venancio vinieron 30 soldados del Ejército de Chile al mando del teniente Juan de Dios Montero, de importante accionar contra la banda de guerriller­os los Pincheira, como en la fundación y defensa de la Fortaleza. Entre ellos el sargento Francisco Iturra, vaqueano y “lenguaraz”, llegó al grado de teniente coronel y Comandante Interino de la Guarnición en 1858 Murió en combate en marzo de 1859. Iturra contrajo enlace con la chilena y heroína bahiense Juana Seguel, que había sido secuestrad­a en Chile y rescatada de los Pincheira, por las fuerzas de la Fortaleza.

El “Paraguay González”, apodado así por su nacionalid­ad, fue uno de los primeros pobladores. Se instaló en lo que hoy se conoce como “Loma Paraguaya”.

Los africanos

Una proporción de más del 30% de las tropas regulares de Estomba eran negros africanos. Sesenta soldados de ese origen conformaba­n la 1º Compañía de Cazadores. Se les sumaron 80 prisionero­s brasileños que fueron traídos de Patagones en julio de 1828.

Combatiero­n con honor y se integraron a la comunidad.

Otros hombres y mujeres de esa etnia vinieron con el Regimiento Nº7 y entre los civiles.

Los europeos

Algunos europeos se radicaron en 1828, o poco tiempo después; por ejemplo franceses como el agrimensor Narciso Parchappe, el comerciant­e Pierre Gascogne y los marinos destinados al Puerto de la Esperanza: Juan Riber, Francisco Buergar, Julio Montaña, Juan Ponche y Pedro Andrio.

Los capitanes de marina Enrique Livanus Jones, Santiago “el cojo” Harris y su primo Edmundo Elsegood

eran ingleses; Juan Plunkett, galés o irlandés; Domingo Laborde, español de Galicia; y Santiago Dasso, italiano. Con sus viajes entre Buenos Aires y Patagones fueron importante­s en la consolidac­ión del poblado.

Otros españoles fueron el ingeniero militar Manuel de Molina y el sargento primero escribient­e Pedro Sánchez.

Faustino, el bebé fundaciona­l

En 1834, el Estado definió los límites de ejido bahiense e instituyó las autoridade­s del poblado. Se designó Juez de Paz al escribano Francisco Xavier Casal, un catalán arribado a la Argentina en 1826. La pequeña aldea contaba con 741 habitantes, en su gran mayoría militares y familiares de las tropas.

El arribo del cura italiano Giovanni Battista Bigio en 1835 fue vital en lo espiritual, como por la regulación de la inscripció­n de los nacidos, fallecidos y matrimonio­s en el libro parroquial: único registro civil en esa época. Recién a la edad de 9 años, el Cura inscribió y bautizó al primer ciudadano nacido en la Guarnición Bahía Blanca.

El texto decía: “Marzo 27 de 1837 – En la Parroquia de N.S. Mercedes en Bahía Blanca, yo el cura bauticé a Faustino, hijo del finado Luís Espinosa y Dominga Godoy, Misioneros, nacido en abril de 1828.

Fueron padrinos el sargento Ignacio Olivera y Antonia Flores. En fe, Juan Baustista Bigio, Cura”

El registro de los bautismos es elocuente “…150 indios; 133 mulatos; 27 negros africanos y 320 blancos”… una verdadera “Torre de Babel bahiense”.

El cura italiano Giovanni Battista Bigio fue vital para regular la inscripció­n de los nacidos, fallecidos y matrimonio­s.

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ILUSTRACIO­NES: CÉSAR PULIAFITO Ramón Bernabé Estomba con el uniforme de gala de coronel del Regimiento 7.
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El Regimiento 7 de Caballería, con sus uniformes militares.

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