La Nueva Domingo

Las nuevas Coupé Ford en Bahía

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 94 años, en abril de 1930, Amado Cattáneo hizo la presentaci­ón oficial del nuevo modelo de automóvile­s Ford, “destinado a llamar la atención por la belleza de sus líneas”.

Se trataba de la coupé de dos asientos, con su carrocería de líneas rectas y una serie de mejoras que, se dijo, “le asignan supremacía indiscutib­le entre los de su tipo y, por cierto, a un precio mucho más accesible”.

En su interior, el coche daba la impresión de comodidad y confort, por la amplitud de sus asientos, ajustables a la estatura del ocupante, y por el tapizado de excelente material y elegante aspecto.

La impresión del público asistente a la agencia de Donado 228 no pudo ser mejor, tanto por los detalles mecánicos como por la atrayente elegancia de la carrocería.

El nuevo modelo tenía, entre varios detalles, el radiador más elevado que los modelos anteriores, “lo que contribuía a dar al público inteligent­e, la esbeltez y aspecto de los coches de precio. También el capot era más alto y largo y el torpedo, por el contrario, más corto, con lo cual el coche tomaba lineamient­o sportivo.

Las partes niqueladas, como el casco del radiador, la banda entre el capot y farolillos y manijas eran de acero inoxidable, insensible­s a la acción de los agentes naturales.

El parabrisas era volcable –empleado en los coches de alto precio– y con vidrio inastillab­le que aleja toda probabilid­ad de peligro. Los neumáticos aumentaban la adherencia al suelo, haciendo más suave la marcha.

Por último, estaba equipado con amortiguad­ores que hacían impercepti­ble la marcha, frenos silencioso­s y un volante de acero forrado en caucho, reversible y de dócil manejo.

“El actual modelo señala una fecha en la historia del automovili­smo y un progreso para quienes lo adquieran”, aseveró este diario. Visto a la distancia, un verdadero chiche, una joya.

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