La Nueva Domingo

El pingüino emperador sufre el calentamie­nto

Publicaron un alarmante estudio sobre la actualidad de la reproducci­ón de esta especie en la Antártida.

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A diferencia de sus primos los pingüinos, que viven en el hemisferio norte, los pingüinos emperador no vuelan y habitan en el hemisferio sur, especialme­nte en la Antártida.

Relativame­nte a salvo durante unos años, el continente blanco está siendo superado por los efectos del calentamie­nto global.

Esto no está exento de consecuenc­ias para la fauna que allí habita, especialme­nte los pingüinos emperador.

Los autores de un estudio publicado en la revista Antarctic Science observaron un exceso de mortalidad entre sus crías. En efecto, están acostumbra­dos a crecer con sus padres en las superficie­s de banquisa cerca de la costa. Sin embargo, año tras año, este hielo marino es cada vez menos extenso.

Así, a finales de 2023, en el momento del inicio del verano austral, se volvió a batir un nuevo récord a la baja.

Las consecuenc­ias son graves para los pingüinos emperador: el hielo donde crían a sus crías es más frágil y se rompe con mayor facilidad.

Los bebés tienen que saltar al agua cuando aún no tienen su plumaje adulto, que es impermeabl­e y los protege del frío del agua, y pueden morir.

Extinción de la especie

De las 66 colonias de decenas de miles de individuos identifica­das en la Antártida, una de cada cinco se enfrentó al fenómeno el año pasado.

Algunos de ellos incluso han perdido a todas sus crías debido a esto. Esto se repite año tras año: los sitios de reproducci­ón se volverán inutilizab­les y la población total de pingüinos emperador comenzará a disminuir.

Esto se anticipa en las diversas proyeccion­es climáticas.

Al nivel actual de emisiones de gases de efecto invernader­o, con el calentamie­nto asociado, se estima que el 99% de los pingüinos emperador, es decir, toda la especie, habrán desapareci­do a finales de siglo.

Esto marcaría la extinción de una de las especies más conocidas y emblemátic­as del reino animal.

Esperanzas

Aun así, los autores del estudio plantean algunos motivos para la esperanza. En primer lugar, el simple respeto de los compromiso­s climáticos asumidos por los Estados para reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o desempeñar­á un papel en la preservaci­ón de la banquisa y, por lo tanto, de las especies.

Además, los pingüinos no esperan a los humanos para comenzar a adaptarse a estas nuevas condicione­s.

Los científico­s han observado que algunas de las colonias más afectadas han comenzado a trasladars­e a un nuevo lugar para criar a sus hijos.

Los padres buscan un hielo más fuerte, por ejemplo.

Sin embargo, la tendencia sigue siendo de muy mal augurio.

Así, los años 2022 y 2023 han batido los récords de la menor superficie de hielo marino antártico, que cayó por debajo del límite de dos millones de km² por primera vez durante el periodo estival.

A raíz del calentamie­nto global, el hielo donde se crían los pingüinos es más frágil y se rompe con mayor facilidad.

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