Celíaca, chef y luchadora: la inspiradora historia de Lorena Ponce
Es integrante de Celíacos Pringles, agrupación que busca facilitar el acceso a un diagnóstico y tratamiento adecuados.
“El principio fue difícil. Acostumbrarse a las nuevas comidas, los nuevos hábitos. En mi caso, adapté a toda la familia. En mi casa no se come gluten y fue más fácil para todos, no contaminar y el cuidado diario”.
La frase corresponde a Lorena Ponce, integrante de Celíacos Pringles, agrupación que lucha por visibilizar la problemática de los celíacos para que se cumplan sus derechos y los acompañan en la búsqueda de un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Las personas celíacas no pueden consumir trigo, avena, cebada ni centeno.
El resto pueden consumirlo siempre y cuando tenga el logo de producto libre de TACC.
“Tuve que cambiar desde el jabón con el que me bañaba hasta el aceite para la ensalada. Todo fue difícil al principio. Costó hasta que se logró”, dijo.
Cambió tanto de hábitos que terminó convirtiéndose en chef y se dedica a la cocina sin gluten. Fue probando recetas y como algunas cosas no le gustaban las fue cambiado hasta obtener recetas originales.
“Antes no cocinaba nada sin gluten. Compré 1.500 libros y me anoté en cursos para aprender. Ahora hago de todo y uso recetas propias”, contó.
“Estoy feliz de lograr lo que logré y encontrar la pasión en la cocina sin gluten. Fue gracias a la enfermedad que encontré mi lugar en el mundo”, confió.
Mencionó a varios cocineros especialistas en celiaquía, como Hernán Guzmán y Ale Temporini y aprendió en espacios como El Espíritu del Bosque y Limonetta Escuela de Cocina.
Tiene tres hijos: Mili, de 22, Anna, de 14 y Joaquín, de 12.
-¿Cómo descubriste que eras celíaca?
-Porque mi hijo Joaquín que también es celíaco comenzó con síntomas cuando tenía un año y medio. Tenía dermatitis herpetiforme y problemas en los bronquios. Lo detectamos a los 4 años y hoy tiene 12.
Pudimos descubrirlo porque un médico decidió empezar de cero con la alimentación, como si fuera bebé, incorporando alimentos de a poco, para descubrir cuáles le afectaban. Primero incorporó las frutas y verduras. En cuanto incorporamos las harinas mi hijo reaccionó nuevamente. El gluten le estaba haciendo muy mal. Nosotros vivíamos en el campo entre cereales. Y siempre estaba muy brotado y con asma.
-¿Te cambió la vida el diagnóstico?
-Si, aprendí a comer. De todos modos en mi casa siempre evité la comida procesada y el azúcar. Nunca fui de comer dulces ni de tomar gaseosas. Teníamos una alimentación natural y comíamos verdura que recogíamos de la huerta. Mis hijos descubrieron los dulces de grandes. Éramos asintomáticos.
-¿Qué recomendación le harías a una persona que recién empieza en este camino?
-Que no se asuste. Que empiece por lo básico. Agregar frutas, verduras y carnes a la dieta y todos productos naturales. Volver a aprender a comer. Además es fundamental buscar asesoramiento con un médico cuando se sufren una serie de síntomas persistentes como dolores de estómago, fatiga crónica, pérdida de peso inexplicable, hinchazón y problemas de concentración, entre otros.
-¿Por qué es fundamental llegar a un diagnóstico y cuidar la alimentación?
pasado Celíacos Pringles realizó un picnic por el Día Internacional de la Celiaquía, en la plaza central del pueblo. Es un evento anual para concientizar y acompañar.
Allí compartieron información sobre donde conseguir productos, costos de los mismos, las novedades y cuestiones vinculadas a las obras sociales. Y estuvieron cerca de la familias en muchos aspectos.
"Año tras año organizamos alguna actividad. No lo hacemos solo por nuestros hijos, sino para que toda la comunidad celíaca pueda contar con opciones libres de gluten y seguras", dijo Lorena.