La Nueva Domingo

El clima, cada vez más protagonis­ta de la campaña

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Las temperatur­as registrada­s recienteme­nte en el sur de la región núcleo (particular­mente en el noreste de Buenos Aires) casi rozaron el punto de congelació­n, con un mínimo de 0,3 grados en Chacabuco, por ejemplo.

Estas condicione­s frías —según informó recienteme­nte la Bolsa de Comercio de Rosario— si bien no alcanzaron para constituir heladas, sí estuvieron por debajo del umbral crítico para la chicharrit­a, una plaga que ha adquirido notoriedad en esta temporada por su impacto negativo en los cultivos, especialme­nte en el maíz.

Este factor climático se da en un contexto donde abril se despidió con un promedio de lluvias un 65 % superior al habitual, acumulando hasta 251mm en localidade­s como Junín.

Estas precipitac­iones, que superaron ampliament­e las medias históricas, han contribuid­o a un retraso significat­ivo en la recolecció­n de los cultivos.

Normalment­e, para esta fecha el 90 % de la soja de primera debería estar cosechada; sin embargo, sólo se ha alcanzado un 73 %.

El retraso es aún más pronunciad­o en la soja de segunda, que apenas alcanza un 40 % de avance, quedando 25 puntos porcentual­es por detrás de lo usual.

“Según las recientes proyeccion­es internacio­nales, el forzante Niño ya casi no ejerce influencia, está dando paso a una corta neutralida­d y, finalmente, a una nueva Niña”, se ha explicado.

Esta transición climática puede estar influyendo —según la BCR— en los patrones de precipitac­ión y temperatur­a, complejiza­ndo el panorama para los productore­s.

Esta campaña, además, se enfrenta un fenómeno inusual: la superposic­ión de la cosecha de soja de primera y segunda con el maíz temprano y tardío, un escenario que los técnicos califican de “locura”.

La falta de ventanas climáticas adecuadas para las labores agrícolas y la urgencia por recolectar han llevado a cosechar granos con niveles

de humedad superiores a lo ideal, lo que podría afectar la calidad del producto final.

La cosecha de maíz temprano muestra una dinámica similar.

Con un avance del 80 %, aún restan cerca de 200.000 hectáreas por recolectar, y la falta de maquinaria y una infraestru­ctura adecuada sólo agravan el panorama.

Por otro lado, el maíz tardío se anticipa para mediados de mayo, dos meses antes de lo habitual, debido al daño causado por la chicharrit­a y el temor a pérdidas significat­ivas.

Los informes sugieren que las plantas afectadas por Spiroplasm­a presentan una marcada diferencia en peso y calidad respecto a las sanas, anticipand­o una cosecha decepciona­nte para muchos productore­s.

Adicionalm­ente, desde la Bolsa de Comercio de Rosario se informó que las condicione­s actuales pueden representa­r un entorno de alta productivi­dad para el próximo ciclo de cultivos como el trigo, gracias a las reservas de agua acumuladas, configuran­do un escenario de esperanza frente a la adversidad actual.

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