La estafa de DyF y el futuro
A PESAR de la calidad del hecho -el fiscal interviniente, Gustavo Zorzano, aseguró que en once años que lleva en la Fiscalía de Delitos Complejos es “la causa de mayor complejidad que le ha tocado investigar”-, finalmente la Justicia solicitó la detención de tres profesionales acusados de asociación ilícita, administración fraudulenta y estafas reiteradas en varios emprendimientos de viviendas locales. NO ES el primer caso que registra la ciudad en la materia y posiblemente no sea el último, si a partir de estas tristes y dañinas experiencias no se establecen las debidas y necesarias pautas de control y supervisión por parte del Estado respecto de quienes desarrollan este tipo de proyectos, los cuales afectan directamente a cientos de vecinos que confían en la propuesta. EN EL caso en cuestión, tanto el ingeniero Sergio Favretto como los abogados Rafael Días Flaqué y Roberto Carmona fueron encontrados responsables de los mencionados delitos por parte de la Constructora D&F Fiduciaria SA, acusados de maniobras de administración fraudulenta en al menos cuatro emprendimientos, entre ellos el fideicomiso Viviendas 27 de junio y el plan solidario Bahía Casa Fácil. FUE NECESARIO para establecer las culpas, siempre difíciles de verificar y comprobar en esta clase de situaciones, la intervención de una contadora y dos abogadas, que permitieron establecer “una visión macroscópica a las acciones individuales” de la empresa, las cuales guardaban “apariencia legal” pero, vinculadas entre sí, confirmaron lo ilícito de las maniobras. EN UN país en el que acceder a la vivienda propia puede llevar toda la vida, donde los créditos bancarios han desaparecido -al menos con tasas o exigencias razonables para un trabajador-, estas iniciativas encuentran, a partir de un anticipo de dinero y luego de cuotas razonables, una rápida respuesta en la sociedad. DE ALLÍ, entonces, la imperiosa necesidad de disponer cuanto antes de leyes acordes, que permitan verificar su operatividad y conformación, y de que se instrumenten mecanismos de auditoría capaces de detectar comportamientos inadecuados en tiempo y forma. ES MUY difícil que las personas que fueron estafadas por estos proyectos apócrifos recuperen su dinero -antecedentes similares lo hacen suponer-, pero es sano y justo que al menos los responsables de tamaño comportamiento estén reflexionando sobre su accionar en el lugar que por fuerza les corresponde ocupar.
No es el primer caso en la ciudad y no será el último, si a partir de estas experiencias no se establecen pautas de control claras.