La Nueva

Un bahiense relata el horror del ataque terrorista en Estambul

“La gente empezó a gritar y ahí salimos corriendo como si hubiera una balacera”, dice Fausto Rigoni, que llegó al aeropuerto turco minutos después del ataque.

- Cecilia Corradetti ccorradett­i@lanueva.com Comentá esta crónica en lanueva.com

"Aterrizamo­s a las 11 de la noche y como si nada entramos al aeropuerto. Ni bien estábamos adentro había un olor como a plástico quemado, pero hasta ahí parecía todo normal", le contó ayer a "La Nueva."

el bahiense Fausto Rigoni, que viajó a la ciudad más poblada de Turquía para hacer una escala de un día antes de partir a París y se topó con el atentado suicida que anteanoche dejó decenas de muertos y heridos.

"Fuimos a la oficina de Turkish Airlines porque nos tenían que dar un hotel. Cuando llegamos a la zona de Duty Free empezaron a poner vallas y todos estaban como desesperad­os, pero no nos daban explicacio­nes", dijo Fausto, de 26 años, actualment­e radicado en Buenos Aires y que y cursó la primaria y secundaria en las escuelas dependient­es de la Universida­d Nacional del Sur.

"Después empezamos a ver la gente llorando y ahí se decía que hubo una bomba, que hubo disparos. Finalmente nos enteramos qué pasó".

Artista, productor de cine y organizado­r de eventos, junto a un amigo eligieron poco tiempo atrás hacer un viaje para “descansar y conocer”. Claro que nunca se imaginaron que iban a terminar siendo testigos de una verdadera masacre.

"La gente empezó a gritar y salimos corriendo como si hubiera una balacera, pero en realidad ya había terminado. A nosotros no nos tocó ver nada del ataque y, cuando queríamos preguntar algo, parecía que nadie hablaba inglés", agregó.

Minutos después de la locura, escribió un mensaje tranquiliz­ador en Facebook: “Estamos en Estambul. Al aterrizar, reventó una parte chica del aeropuerto pero ¡no se preocupen! Más allá del bajón estamos contentos porque empezamos a conocer la ciudad”.

Su posteo dio pie a una avalancha de comentario­s. “Eh, Fausto, menos mal que estás bien”; “Casi me muero cuando me enteré. Cuídense”; “No salgas del hotel”; “¡Qué mala pata!...”.

Otra argentina que vivió una situación muy similar fue Candela Glikin, de 24 años, que estaba en el mismo aeropuerto cuando se desató el infierno. Junto con su novio hacían una escala de pocas horas hasta tomar otro vuelo a Dinamarca.

"Teníamos una espera de ocho horas en Estambul, pero íbamos a ir a un hotel porque Turkish Airlines te lo provee cuando comprás el pasaje. Cuando vimos que se nos acercaba toda esa gente, comenzamos a correr y terminamos todos en la manga de un avión. Había nenes llorando, gente mayor desesperad­a y en el medio nosotros que no entendíamo­s nada de lo que pasaba ni de lo que decían. Sí pudimos entender la palabra bomba", relató.

"El aeropuerto es gigante y a la salida vimos mucha sangre, estaba todo roto, lleno de vallas. Lo que más me impactó fue la sangre en el piso. La gente corriendo. No escuchamos nada, solo gritos. Me la pasé llorando toda la noche, fue terrible".

Cuando llegamos a la zona del Duty Free estaban todos como desesperad­os, pero no nos daban explicacio­nes." FAUSTO RIGONI TESTIGO DEL ATENTADO

 ?? REUTERS ??
REUTERS
 ?? REUTERS ?? El terror, una vez más, en un aeropuerto internacio­nal. El nuevo episodio fue protagoniz­ado por atacantes suicidas.
REUTERS El terror, una vez más, en un aeropuerto internacio­nal. El nuevo episodio fue protagoniz­ado por atacantes suicidas.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina