El primer auto
Hace 115 años, en junio de 1901, circuló por las calles bahienses el primer automóvil de su historia, propiedad del médico Adrián Morado Veres.
Convertido en la “novedad callejera del día”, Morado Veres recorrió el poco adoquinado existente ante el asombro de una vecindad que jamás había visto semejante alarde técnico.
El profesional había aprovechado su viaje de luna de miel a Europa para comprar, en Lyon, Francia, por 1.500 pesos, un Dion Bouton de 3 caballos de fuerza, propulsado a bencina, acompañado de un elemental manual de instrucciones operativas y mecánicas.
Apasionado por la revolucionaria forma de transporte, Veres siempre encontraba tiempo para explicar a curiosos y aprendices cómo funcionaba el motor, las comodidades de la unidad y su relación con los nuevos tiempos.
La dificultad más seria que encontró el propietario del coche fue el trámite municipal de patentamiento: la oficina comunal no tenía categoría de vehículo donde incluir el aparato. Morado Veres sugirió al intendente municipal que le diera patente de “coche de paseo”, asignándole el número 1.
Un año más tarde, en abril de 1902, Veres tuvo la “plausible ocurrencia” --según apuntó “La Nueva Provincia”-- de trasladarse al Puerto Militar en su coche, “tomando la carretera a Punta Alta”. “La excursión --relató un cronista-- fue llena de atractivos, aunque con algunas peripecias, por no ser un camino propio para esta clase de viaje”.
Por sobre esta curiosidad de poseer el primer automóvil de la zona, Veres fue un prestigioso profesional, un adelantado en el tratamiento de tumores y de los pocos que atendió a los indígenas residentes en la ciudad cuando una epidemia de viruela amenazaba con borrarlos de la tierra.
Aquel primer coche hoy se multiplicó por 170 mil unidades.