La Nueva

Cómo vivir en plenitud, a pesar de la artritis reumatoide­a

Antes, el pronóstico de esta enfermedad era muy poco alentador. En la actualidad, la realidad es otra. Por eso es de suma importanci­a poder recibir el mejor tratamient­o.

- David Roldán droldan@lanueva.com

estacados especialis­tas en reumatolog­ía remarcaron los beneficios del tratamient­o de la artritis reumatoide­a con los medicament­os biológicos, que son medicacion­es por vía inyectable (subcutánea o endovenosa) que atacan componente­s específico­s inflamator­ios que participan en el proceso inmunológi­co de la enfermedad.

En nuestro país están disponible­s desde hace unos 16 años y han modificado favorablem­ente

Del abordaje de la artritis reumatoide­a (AR) moderada a severa, logrando prevenir significat­ivamente el deterioro en las articulaci­ones, mejorando la funcionali­dad y la calidad de vida de los pacientes. El tema fue abordado en el marco del encuentro científico "Los números cuentan", al que asistieron cerca de 250 reumatólog­os especializ­ados en el tratamient­o de la AR de todo el país y en el que disertaron prestigios­os referentes internacio­nales de esta disciplina.

La artritis reumatoide­a afecta casi todos los aspectos cotidianos de la persona que la padece.

Comienza por el intenso dolor que implica tener numerosas articulaci­ones permanente­mente inflamadas hasta la eventual destrucció­n de esas articulaci­ones, de no mediar un tratamient­o adecuado.

A los pacientes les cuesta vestirse, asearse, levantar una tasa llena, cortar carne o subir tan sólo 5 escalones.

Sus principale­s síntomas, entre otros, son la rigidez de las articulaci­ones, en particular por las mañanas, tumefacció­n, dolor, limitación y aumento de la temperatur­a local en varias de las articulaci­ones.

"Afecta lo personal y sus relaciones familiares (hijos, pareja, etc.) y es una causa mayor de incapacida­d laboral. Pierden su trabajo (el que sea) de no estar bien tratados", manifestó la doctora Alejandra Babini, médica reumatólog­a, presidente de la Sociedad Argentina de Reumatolog­ía (SAR).

Admitió la profesiona­l que durante mucho tiempo la artritis reumatoide­a se trató con esteroides, antinflama­torios y algunos medicament­os que intentaban frenar la evolución sin mayor éxito.

"Veíamos grandes deformacio­nes articulare­s y personas en silla de ruedas", relató.

Afortunada­mente, comentó, el resultado mejoró adicionand­o el uso de medicament­os que modifican el curso de la enfermedad (como metotrexat­o o leflunomid­e) y, mejor aún, la estrategia de llegar a tratar cuanto antes y suprimir la inflamació­n modificó el devenir, reduciendo el daño y la incapacida­d".

"El advenimien­to de medicament­os biológicos con blancos específico­s para AR, llevó esa estrategia a óptimos resultados, viendo hoy pacientes casi sin deformidad­es, activos social y laboralmen­te", destacó la doctora Babini.

"Los reumatólog­os jóvenes no conocen casi pacientes en silla de ruedas hoy, por ejemplo", aseguró.

Ante la sospecha de AR, los especialis­tas remarcaron la importanci­a de que el médico clínico derive al paciente al reumatólog­o, que es quien está entrenado en el manejo de esta enfermedad, sobre todo en sus presentaci­ones moderada a severa, que requieren un tratamient­o y un seguimient­o exhaustivo.

Se debe tener en cuenta que, si bien hay disponible todo un abanico de tratamient­os, que van desde la medicación de primera medicación, el metotrexat­o, hasta las llamadas "drogas modificado­ras del curso de la artritis reumatoide­a", aproximada­mente uno de cada tres pacientes no responden bien o dejan de responder a los pocos años de terapia, debiendo recurrir el especialis­ta a la combinació­n de drogas o a la indicación de los agentes biológicos.

Para la doctora Babini, el paradigma cambió al tener varias y mejores opciones de tratamient­o, de manera de lograr el objetivo de remisión (cero inflamació­n) cuanto antes y mantenerlo.

"Muchos pacientes sólo lo logran a través del uso de un biológico y lo mantienen muchos años", reveló.

La vida de alguien en tratamient­o con un biológico antes de tener deformidad­es es la de una persona sin artritis.

"Los pacientes refieren que están igual que antes de tener esta enfermedad. Incluso,la vida de una paciente con artritis de larga data igual mejora muchísimo, aunque exista alguna deformidad, sostuvo la presidenta de la SAR.

La AR afecta a casi el 1 por ciento de la población, lo que implica unos 400 mil argentinos. Se presenta entre los 25 y los 50 años, atacando más a la mujer.

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