En el Gobierno ya piensan en el nuevo Presupuesto
Tras el INDEC, el Gobierno tiene por delante la normalización de la economía: la elaboración del Presupuesto 2017. Será el primero que confeccionará la administración de Mauricio Macri, ya que el de 2016 está basado en las metas que planteó Axel Kicillof sobre el cierre de su gestión. En esos supuestos, se plantea por ejemplo un dólar promedio de 10,50 para este año, algo que ya había sido ampliamente superado en diciembre del año pasado.
El Gobierno kirchnerista se pasó los 12 años en el poder elaborando presupuestos “truchos”. En los primeros años se subestimaba el crecimiento, ya que eso permitía contar con recursos tributarios “extra” que no requerían de aprobación legislativa. Ya en los últimos años era al revés, escondiendo la caída de la actividad económica con números totalmente antojadizos de crecimiento que en la práctica nunca se observaban.
El desafío ahora es presentar un programa realista, en el que ya están trabajando las principales áreas de Hacienda, pero en el que también intervienen los restantes ministerios. Hay varios aspectos centrales vinculados a lo que se espera para el año próximo. Una cuestión prioritaria pasa por la expansión de la economía. El consenso, dentro y fuera del gobierno, es que el incremento del PBI tiene un piso medianamente asegurado del 3%. Algunos analistas privados creen que incluso podría superar el 4%. Para eso será necesario algo de viento a favor, es decir que se mantengan las tasas bajas en el mundo, que la Argentina pueda mantener buen acceso a los mercados de capitales para financiarse y que la soja se mantenga en niveles altos.
Pero las dudas surgen en relación a otros “ítems” claves del proyecto de Presupuesto 2017. Uno de ellos está relacionado con el nivel de déficit fiscal. Las metas planteadas por el ministro de Economía, Alfonso PratGay, son decrecientes para llegar a equilibrio presupuestario en el 2019, en el marco del “ajuste gradual” que propuso Macri. Pero existen grandes dudas sobre la posibilidad de conseguirlo.
Ya el año que viene el rojo fiscal debería caer de 4,8% a 3,3%, es decir 1,5 puntos porcentuales del PBI. Nadie tiene claro cómo se logrará, teniendo en cuenta que el aumento de haberes jubilatorios impactará de lleno el año próximo (más allá del ajuste semestral), la necesidad de incrementar el gasto para obras de infraestructura en un año electoral y las limitaciones para bajar subsidios con aumentos tarifarios.
El otro tema en el que no hay claridad en relación a los supuestos que se aplicarán para el año próximo es el vinculado con la inflación. La meta oficial es llegar a niveles de 17% en el 2017, pero eso implicaría niveles como máximo de 1,5% mensual en promedio. A la vista de la presión que sigue habiendo con las cuentas públicas y los aumentos salariales que tendrían lugar el año próximo luce cuanto menos difícil llegar a menos del 20%.
Esperada reactivación
Pero mientras se elabora el plan para el año próximo, aún resta transitar esta segunda parte. Las tarifas se transformaron en un gran dolor de cabeza para el Gobierno, que queda a la vista que cometió varios errores. Macri tomó la decisión política de concentrar el ajuste en la primera parte del año, pero -como reconoció el propio Prat-Gay- fallaron en los cálculos y los aumentos del gas superaron todas las previsiones. Ahora el tema entró en una zaga judicial imprevisible y lo más probable es que se produzca una suerte de “rebelión tarifaria”
El tema es preocupante porque mantiene vigente la discusión tarifaria a lo largo de todo el año, justamente lo que buscaba evitar el Gobierno. Al mismo tiempo saca a flote un serio problema de gestión. Y plantea interrogantes sobre la posibilidad de volver a aumentar en magnitudes parecidas el año próximo.
El blanqueo es lo que podría aportar las mejores noticias en los próximos meses. Una mezcla de temor por los mayores controles que habrá en todo el mundo para el dinero no declarado y un mejor clima político en la Argentina se conjugan para que esta vez la iniciativa sea mucho más exitosa que las dos que intentó el kirchnerismo. Si bien no hay cifras claras, el Gobierno habló oficialmente de 20.000 millones de dólares de exteriorización, pero por lo bajo se habla de cifras mucho más grandes, incluso superiores a los 40.000 millones. Teniendo en cuenta que los argentinos mantienen más de U$S 200.000 millones fuera del sistema, no sería descabellado que se alcancen estas cifras, que por un lado generarían recaudación inmediata (el 10% del monto exteriorizado), financiamiento (ya que se habilita la opción de compra de bonos) y una mayor base tributaria para recaudar impuestos en los próximos años.
El blanqueo es lo que podría aportar las mejores noticias en los próximos meses. El Gobierno, por lo bajo, espera que ingresen U$S 40.000 millones".