Emilia Labadié
Hace 75 años, en febrero de 1942, falleció en nuestra ciudad la señora Emilia Labadié, mujer de Arturo Coleman, quien fuera máxima autoridad local del Ferrocarril del Sud.
Un nutrido cortejo fúnebre partió rumbo a la iglesia Catedral primero, donde se celebró una misa de cuerpo presente, y finalmente hacia la necrópolis, desde la conocida hoy como “Casa Coleman”, en la primera cuadra de la avenida Alem.
En esa residencia, que la familia ocupaba desde 1931, Emilia Labadié, francesa de nacimiento, había logrado armonizar, “con excepcional buen sentido”, el trato social, por lo general predispuesto “a las manifestaciones displicentes y triviales, con su mundo humanísimo”. “Su presencia en las fiestas de sociedad moinequívoca, vió siempre a la admiración y más vivas simpatías”, mencionó este diario.
Emilia se encontraba estrechamente vinculada a las instituciones de beneficencia locales, cuya prosperidad y eficaz funcionamiento le debían “valiosísimos aportes y contribuciones que demostraron, en forma palmaria e su generosidad ejemplar”.
Radicada en nuestra ciudad en 1905, había contraído matrimonio con Coleman unos años antes de llegar, cuanto éste era encargado de la estación Temperley. En nuestra ciudad su marido mereció el apodo de “Virrey”, por el poder que suponía administrar el ferrocarril, el puerto de Ingeniero White, el servicio de tranvías y los servicios de gas, agua y electricidad.
La muerte de Emilia fue devastadora para Coleman. Dos años después de este fallecimiento, en 1944, Coleman contrajo enlace con Eufradie Labadié, hermana de la desaparecida mujer, con quien el matrimonio vivía desde su radicación en la ciudad.
Se jubiló en 1949 -ya nacionalizada la empresa a la que pertenecía- y falleció en 1952.