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hizo ningún tipo de actividad física. El otro empezó a correr en una máquina”.
“Al cabo de seis meses --continuó-- vieron que entre los que hicieron actividad aeróbica el índice de pérdida de masa neuronal se había frenado y mejorado en relación a los otros, que habían empeorado. Con el tiempo, es de suponer que este tipo de prácticas mejora el rendimiento intelectual de la persona. Básicamente se puede decir que ‘mejora la memoria’”.
En el dinamismo diario, que origina presiones cotidianas de diferentes índoles, el correr relaja.
“Es bueno para combatir el estrés, las enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, las alteraciones metabólicas relacionadas a los lípidos. Es bueno para mejorar la performance intelectual”, afirmó Oscar.
Por último, el neurólogo de nuestra ciudad dejó en claro que la regularidad resulta fundamental.
“Lo que es importante es hacerlo de forma sistemática, porque los beneficios de la actividad física no se logran saliendo a caminar, correr o andar en bicicleta una vez por semana. Tiene que haber una continuidad. Por lo menos no deben pasar 72 horas entre día y día que uno va a realizar la actividad, porque si no los beneficios se van perdiendo”, concluyó.