La Nueva

Funciones sin asignar, gasto sin controlar

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Es decir, en la práctica, el funcionami­ento del sector público nacional muestra en varias áreas una desviación respecto a las reglas que establece la Constituci­ón.

Para tener una idea de órdenes de magnitud de estos desvíos se puede analizar los Presupuest­os 2018 de cinco Ministerio­s nacionales (Educación, Salud, Desarrollo Social, Obra Pública y Vivienda y Medio Ambiente). Según esta fuente se observa que:

* En programas de acciones interprovi­nciales se gastarán 150 mil millones de pesos.

En programas con acciones superpuest­as con las provincias y los municipios se proyecta erogar $ 130 mil millones.

Esto significa que prácticame­nte la mitad de los presupuest­os de estos cinco ministerio­s se gastarán en funciones que no les correspond­en.

Estos datos muestran la importante magnitud de recursos públicos nacionales asignados en acciones que son de responsabi­lidad local.

En términos comparativ­os, lo que estos cinco Ministerio­s nacionales asignan a funciones de las provincias y los municipios representa­n el 20% del déficit fiscal nacional.

Se trata de un indicio concreto de cómo una organizaci­ón más respetuosa del régimen federal ayudaría de manera sustantiva al ordenamien­to de las cuentas públicas nacionales.

Los programas nacionales superpuest­os con responsabi­lidad provincial­es y municipale­s no son un mero e inocuo desvio institucio­nal.

Implican, salvo contadas excepcione­s, una importante fuente de derroche de recursos.

En lo discursivo se justifican bajo el argumento de que suplen vacíos de los gobiernos locales en áreas sociales importante­s tales como arreglo y construcci­ón de escuelas, centros de salud, calles o alcantaril­lados, distribuci­ón de materiales escolares y medicament­os, ayudas alimentari­as y complement­os salariales para docentes y personal de los sistemas de salud provincial­es.

Sin embargo, en lugar de mejorar los servicios sociales en general contribuye­n a profundiza­r su deterioro.

En primer lugar, porque las acciones son episódicas con lo cual están lejos de al menos acercarse a la solución integral de los déficits.

Se hacen pequeños arreglos en algunas escuelas de provincia, cuando el univer* so total es de 41 mil escuelas, o en centros de salud provincial­es, cuando el universo asciende a 8 mil centros sanitarios.

Los complement­os salariales financian menos del 10% del salario docente.

En materia de vivienda, el propio Presupuest­o 2018 admite que los programas nacionales apenas podrían solucionar el 5% del déficit habitacion­al.

Pero, ademas de tener un efecto marginal, su impacto más negativo es que induce a gobernador­es e intendente­s a tomar como tema prioritari­o peregrinar a Buenos Aires en busca de algunas de estas “ayudas” nacionales

Para los funcionari­os nacionales resulta muy atractivo mostrar acciones en temas sensibles y ejercer poder distribuye­ndo recursos discrecion­almente entre provincias y municipios.

Para los funcionari­os subnacione­s el esquema es ideal para diluir sus responsabi­lidades.

Para avanzar en un sector público más sustentabl­e y eficiente es fundamenta­l eliminar las superposic­iones entre jurisdicci­ones.

Por eso es extremadam­ente importante que el dialogo alcanzado con la firma del Consenso Fiscal se extienda y se profundice trabajando para clarificar las responsabi­lidades en la asignación de funciones entre niveles de gobierno.

El gobierno resaltó que el déficit primario bajó respecto al año 2016 y lo hizo en mayor medida de lo que estaba pautado, lo que fue enfatizado como un importante avance en el ordenamien­to de las cuentas públicas.

Sin embargo, es necesario agregar al déficit primario el pago de intereses de manera de llegar al déficit fiscal total (también conocido como resultado financiero). Así, surge que: * En 2016 el déficit fiscal fue del 5,9% del PBI conformado por un resultado primario de 4,3% y el pago de intereses de 1,6% del PBI.

* En el 2017 el déficit fiscal fue de 6,1% del PBI explicado por un resultado primario que bajó a 3,9% del PBI pero un pago de intereses que subió a 2,2% del PBI.

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