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gentina se conocería como art nouveau, en la búsqueda de una propuesta, que se alejara del historicismo -la copia de modelos del pasado- y de la mecanización de la revolución industrial.
El resultado fue una arquitectura que decoraba sus fachadas recurriendo a elementos de la naturaleza (flores, plantas, animales), a las curvas y sumaba el uso del hierro visto en varios elementos de la obra.
El frente de la casa de Miguel Vilela ocupa 17,80 metros, dividida en tres cuerpos: el principal del centro, saliente sobre los costados, ornamentado con un balcón cerrado o "bow-window", situado encima de las tres puertas de entrada. Debajo de ese balcón se puede admirar un particular tratamiento decorativo.
Saurí llamó "Luis XIII" al estilo, y lo describió como portador de "adornos modernos, muy en boga en París y Buenos Aires", y que, "sin estar recargado de ornamentación", tenía "la suficiente para hacer agradable el conjunto". "Se ha utilizado el fierro como balaustres en las rejas de los parapetos del techo, por ser de bastante buen gusto la combinación del revoque "símil piedra" con dicho material", agregó.
Son muy pocas las obras art nouveau que se pueden admirar en la ciudad, construida en la época de desarrollo del estilo, entre 1893 y 1914. La Casa Vilela es una de ellas. Pese a ser un bien patrimonial su estado general no es bueno. Los pisos superiores se encuentran desocupados, su balcón presentan vidrios rotos y señales de deterioro. Los locales de planta baja cambian repetidamente de ocupantes y cada cual se ocupa de pintar su porción de frente de distintos colores, quebrando la armonía del conjunto. Seguramente nadie les comunica el valor patrimonial de inmueble y cual debiera ser el criterio de intervención. Una actitud habitual en la materia