“Fue fuerte volver al Zibecchi y ver la cancha sin él”, dijo el papá de Facu
este año no la va a usar nadie en su categoría. Estamos muy agradecidos con todo el club”, contó Santi.
"La idea de hacer una remera fue de los chicos. Nos quedará para recordarlo siempre, pero más que nada es para pedir justicia", explicó Hernán Rosell, entrenador de la categoría 2001.
Los recuerdos afloran a cada instante.
“Yo lo acompañaba siempre al club. Él nos contaba todo lo que hacían en entrenamiento", señaló su papá.
"Yo también juego con amigos -agregó-, y él nos venía a ver siempre con la ilusión de que algún viejo se lastime para entrar”.
Desde la institución son conscientes del valor que tiene acompañar a la familia, amigos y compañeros.
"Fue un momento muy difícil, de mucho dolor. Tenemos que estar cerca de los padres en lo que se pueda", entendió Rosell.
"Sus compañeros -agregóestán golpeados. Es muy complicado, pero entre to- dos vamos llevándolo, apoyando a los amigos y estando atentos por si alguno flaquea".
Hable quien hable de Facundo, todos coinciden en algo: su gran calidad como persona. Y así lo reflejaron sus entrenadores.
“Facu era un pibe bárbaro. En el grupo era el más buscado, todos querían ser su amigo. Era muy educado, muy metódico y muy respetuoso con su familia. Todo lo que le decían sus padres era palabra santa”, señaló Guillermo Cufré, quien entrenó a Facu en el último año de Infantiles.
Quien más tiempo compartió con Facundo como técnico fue Marcel Suay, quien lo dirigió tres años.
"Era un chico buenísimo. Llegó de Villa Mitre y se integró muy rápido. Era de esos chicos que uno se los guarda en el corazón. Estaba siempre atento, con muchas ganas de aprender", contó Suay.
"Era un pibe 10 puntos: respetuoso, 100% responsable, entrenaba bien y no faltaba nunca. Es demasiado fuerte lo que pasó, pero hay que seguir", dijo Rosell.
Liniers vivió un fin de semana que excedió el marco deportivo. Fue tan doloroso como emotivo. Y tuvo un único deseo: que se haga justicia por Facundo.
“Tenía muchas condiciones”