Cómo operaban los policías que tenían a maltraer a Villarino
LAS ESCUCHAS EN LA CAUSA DE LA PATRULLA RURAL
Cobraban coimas a los productores para evitar infracciones, falsificaban actas de procedimiento, permitían la faena clandestina, imponían “peaje” para el traslado de animales sin guía y hasta les hacían “favores” a los amigos. Son los delitos que surgen de la investigación contra cuatro policías que hoy están detenidos. Qué revelan las conversaciones telefónicas.
TRANSCRIPCIÓN DE LAS ESCUCHAS
Todo delincuente que se siente con impunidad se ceba. Y más si ostenta la autoridad de un uniforme. Muchos se creen “intocables” hasta que esa omnipotencia termina por nublarles el camino y derrapan.
Algo de esto parece haberles sucedido a 4 policías que “mancharon” la placa en Villarino, que como tantos otros salpican lo bueno que hace la mayoría de la fuerza.
El teniente Daniel Alberto Gutiérrez, el sargento Raúl Ceferino Gorordo, el subco- misario Patricio Fernando Detlefsen y el oficial Maximiliano Walter Valdebenito, todos del Comando de Prevención Rural de Villarino, están acusados de conformar una asociación ilícita que tenía a mal traer a los productores de ese distrito.
En lugar de investigar delitos y recolectar pruebas, ocultaban y falsificaban para extorsionar.
De la investigación que lleva adelante el fiscal Gustavo Zorzano surge que, mediante coimas o aprietes, autorizaban movimientos ilegales de animales o la tenencia de vacunos sin marcar; facilita- ban la faena clandestina y la caza ilegal y frenaban actas de infracciones rurales a cambio de dinero o la entrega de bovinos. Una industria del delito.
Gutiérrez, considerado jefe de la organización, y Gorordo cayeron el año pasado, en medio de una redada a cargo de la Policía Federal, cuando le cobraban a un carnicero 100 mil pesos para no secuestrarle mercadería de dudosa procedencia que tenía a la venta en su comercio, de nombre “El 28” y ubicado en Pedro Luro.
Detlefsen y Valdebenito fueron detenidos en los últimos días. Por ahora no hay pruebas para vincular a otros policías, aunque los investigadores no descartan eslabones más altos en la cadena, teniendo en cuenta que las órdenes supuestamente las daba un teniente (Gutiérrez), con rango inferior a Detlefsen (subcomisario).
Ninguno de los 4 declaró, aunque pueden hacerlo en cualquier momento.
Un descuido: el teléfono sin borrar
El teléfono de Gorordo aportó abundante prueba directa.
Cuando se dice que la impunidad nubla las ideas de quienes delinquen, es lo que le habría sucedido al sargenductores to de la Bonaerense.
Al momento de ser capturado, en medio del cobro de la coima, guardaba en su celular audios de WhatsApp comprometedores, así como la grabación de distintas llamadas que quedaron registradas por una apliación vigente en el equipo.
Puede ser torpeza, sentirse impune o desconfianza de sus compañeros. Esta última hipótesis no está acreditada pero para algunos pesquisas puede tener consistencia: ¿lo hacían grabar todo por temor a una “mejicaneada”?
Dos hechos delictivos están formalmente imputados, aunque se cree que existen más y que muchos proAgrarios aún no se animaron a declarar.
Lo concreto es que los 4 afrontan delitos graves, como asociación ilícita, extorsión, exacciones ilegales y falsificación de documento público. De probarse la carga, podrían pasar varios años en prisión.
Entre las pruebas recopiladas, figuran distintas. escuchas telefónicas alas cuales tuvo acceso “La Nueva ”.
Los dos delitos que están probados
El delito por el cual detuvieron a Gutiérrez y Gorordo, el 3 de abril del año pasado, se gestó 5 días antes.
Ambos comenzaron a exigirle al carnicero N.J.D.R. la entrega de 100 mil pesos, a cambio de no presentar ante el Ministerio de Asuntos de la Provincia de Buenos Aires, la AFIP y el SENASA, las actas de infracción labradas el 29 de marzo en su campo, lo cual le hubiera significado desembolsar como 400 mil pesos.
Luego de hacer la denuncia, y en coordinación con la Policía Federal, N.J.D.R. pactó la entrega en un campo cercano a Mayor Buratovich. A ese lugar llegaron los dos uniformados a bordo de un auto Ford Orion, en cuyo interior colocaron el dinero de la coima. Cuando entraron en escena los efectivos que estaban ocultos, Gutiérrez y Gorordo quisieron escapar pero fueron reducidos.
El otro hecho lo sufrió el productor O.P.B. Fue el 11 de enero del año pasado, aunque la víctima lo denunció una vez que fueron detenidos los primeros dos policías.
Dijo que Gutiérrez le exigió la entrega de 100 mil pesos en concepto de multa por la infracción al artículo 148 de la ley 10.081 (Código Rural), al presentar 30 vacunos que no estaban marcados.
Lo amenazaron y le dijeron que si no pagaba podía llegar a perder el establecimiento. Al no poder afrontar esa cifra, O.P.B. -en la creencia que estaba ante un procedimiento regular- ofreció la entrega de animales en parte de pago.
De esa manera, los agentes