La Nueva

Renero, un apellido que perdura en el midget a través del tiempo y las generacion­es

El tercer integrante de la dinastía debutó en el Invernal y reparte su tiempo entre el Midget y la medicina.

- Tomás Arribas tarribas@lanueva.com

“Siempre decía que no tenía ningún tipo de presión por el apellido. Pero adentro de la pista sentís que te miran distinto”, contó Alan.

Mediodía de domingo. Como en cada hogar fierrero, el televisor sintoniza la competenci­a de turno; en este caso, el siempre atractivo Turismo Nacional.

La familia Renero, conformada por Nora, Walter, Karina y Alan, minutos después del almuerzo, continúa rodeando la mesa rectangula­r del comedor. ¿El tema en cuestión? Naturalmen­te, midget.

¡Como para no! El pasado domingo 6 del corriente, la dinastía sumó la tercera generación en la competició­n...

La encargada de romper el hielo de la charla fue Nora, esposa del recordado Omar, quien en 1974 inició la tradición familiar en la categoría.

"¿Viste, vos?. Tendremos que seguir yendo a la pista. Será el 44° año junto al Midget. Apenas me perdí dos carreras; una por mi mamá, un día que tuvieron que internarla, y otra por mi hija, cuando la operaron de urgencia de apendiciti­s", comentó, mientras recibía en manos un espumoso mate de su nuera, Karina.

—¿Lo imaginaba a Alan compitiend­o?

—Todos decían que no se iba a subir, pero yo, interiorme­nte sabía que iba a hacerlo. Siempre se dedicó a los libros; de hecho, para el estudio es muy aplicado. Pero yo le tenía fe para ésto. Es muy seguro al volante. —¿Sufrió mucho viéndolo desde la tribuna?

—No, en absoluto. Muchos me preguntan si tengo miedo, pero la verdad que no. Si tiene que pasar una desgracia, pasará. Te puede pasar en la calle, con un loco que te pasa por arriba. Por ahí, al momento de largar, siento un poco de cosquilleo.

"Me enorgullec­e --reconoció-ver a mi nieto contillevo nuando la dinastía. Siempre estuve junto a ellos. Por eso, mientras pueda, voy a seguir acompañand­o".

El nostálgico testimonio de Nora denota aquella indescript­ible pasión que agrupa a tantas familias en Bahía Blanca y la zona.

"Voy a cumplir 48 años y 44 junto al Midget. Imaginate lo que significa para nosotros. Lo que te genera esto, no te lo genera nada", sostuvo Walter, confirmand­o lo expuesto en el párrafo anterior.

El exitoso recorrido midgístico del actual vicepresid­ente del CMS se inició a fines de los 80´(temporada 88/89) y concluyó abrupta e inesperada­mente el año pasado, por una hernia que puso en riesgo su integridad física.

La posibilida­d de continuar ligado a la actividad supo sanar la herida y le permitió enfocarse en el debut del "nene", cómo todavía Walter se refiere a su único hijo.

"Tuve muchos nervios antes que saliera a pista, pero no por mí, sino por él; unos nervios que no tuve nunca. Se habló mucho por ser 'hijo de', y la realidad es que él es Alan y yo Walter, dos personas diferentes. Quería que fuera todo bien y que no sienta esa presión. Es un debutante más, como cualquiera, y tiene que aprender", señaló el Negro.

Qué mejor disparador para darle la palabra a Alan.

—¿Te pasó algo de eso que comentó tu papá? ¿Te sentiste presionado?

—En todas las notas decía que no tenía ningún tipo de presión por el apellido. Pero cuando entrás a la pista sentís un poco de eso; te miran distinto por ser hijo de alguien reconocido.

—Es decir que, ¿no corrés por la historia familiar sino por gusto propio?

—Comencé porque me gustaba, no por la tradición del apellido. Cuando me subí a los 14, dije: "Quiero correr". Nunca pude probar otra vez, porque papá corría y había que cuidar el auto. Pero cuando tuvo que bajarse vi mi oportunida­d. Al principio tenía miedo que lo vendan, pero me daba no sé qué decirle que me lo deje correr. Pasaron unos meses y automática­mente agarró viaje.

—¿Hubo que negociar algo para obtener el permiso?

—Costó convencer a mi mamá. Pero prometí no quitarle atención al estudio. Por suerte voy al día, en el tercer año de medicina. De hecho, unos días antes de la primera fecha, rendí un examen difícil y me saqué "9", así que no se pueden quejar. Después tuve una semana para descansar y enfocarme en el midget.

La enorme responsabi­lidad académica asumida, es un distintivo particular en el perfil midgístico de Alan, quien el mes pasado cumplió 22 años.

No es común hoy en día, ni lo ha sido en el pasado (a excepción de contados casos), encontrar pilotos que reúnan dicha condición.

"Es un ejemplo para mí, porque yo, cero estudio. No sé de dónde lo sacó (risas). Pero es súper aplicado y le gusta lo que hace", puntualizó Walter, sobre el exitoso presente estudianti­l de su hijo.

En tal sentido, ¿podrá ello interferir en el camino de aprendizaj­e al volante? El propio Alan se encargó del asunto...

"Ni hablar que no estar tanto en el taller no ayuda. Me pasa que a veces estoy estudiando, los chicos me mandan fotos, y yo siento culpa de no estar. Pero esto, es todo lo que puedo dar. Cuando tengo tiempo aparezco. Mi prioridad es el estudio", aclaró.

Pasó la primera prueba

Comúnmente, el resultado poco importa en el debut. De todas formas, Alan tiene cuentas por saldar en la segunda jornada invernal.

"Quiero ir a probar para seguir girando y acomodarme más al auto. Me quedé mal por no haber estado seguro en pista, con tantos trompos y problemas que tuve. En la semifinal venía bien, pero volví a acelerar de más y me enrosqué. Tengo que acostumbra­rme, porque encima ahora largo adelante y no tengo que desentonar", reconoció Alan.

Walter, no se quedó atrás. Aunque la reflexión del Negro al respecto, también reúne los aspectos positivos...

"A pesar del problema en la cremallera de dirección-- remarcó--, pudo hacer las cosas bien. Antes de salir a pista le dije: 'Girá, aprendé, sumá para clasificar y traé el auto entero'. La experienci­a no se compra ni se alquila, hay que hacerla".

—Walter, ¿qué estaría pensando ahora tu viejo?

—Estaría super orgulloso por cómo hacemos las cosas. Él me enseñó a manejarme siempre por derecha y respetando a los demás; cosa que ahora yo le inculco a mi hijo.

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FOTOS: PABLO PRESTI- LA NUEVA. Walter (izquierda), Alan (dentro del auto) y Nora (derecha), hablan el mismo idioma. La familia Renero tendrá motivos para seguir hablando de Midget.
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De menor a mayor, se escalonan para la foto. Nora, según el hijo de Walter, sabe más de midget que él mismo.

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