Aprovechamiento del ciberespacio para la investigación judicial
El ingeniero Pablo Lázaro considera fundamental capacitar a fiscales y jueces para sacar rédito de la información disponible. El profesional también advierte sobre la inconveniencia de publicar datos personales en la web.
Una simple foto, un nombre, o una dirección expuesta en alguna de las redes sociales puede ser el punto de partida para que la justicia resuelva una investigación.
La información se encuentra disponible y saber utilizarla resulta fundamental, asegura el ingeniero Pablo Augusto Lázaro, quien se desempeña como director de Investigaciones del Ciberdelito del Ministerio de Seguridad de la Nación.
El profesional, quien recientemente dictó una capacitación en la fiscalía bahiense, dijo que “se decía hace unos 20 años que el 80% de la información es pública, mientras que hoy se habla del 98%. Mucha, tal vez, no debería serla, pero la gente la publica en las redes sociales”.
Lázaro sostuvo que los investigadores tienen que saber aprovechar esta situación y ponerla al servicio de su trabajo.
“Toda esa información es válida para iniciar pesquisas y lo llamamos ciberpatrullaje, que es una tarea similar al móvil policial que va por la calle y observa un delito”.
El profesional destacó que los delincuentes también están al tanto de esta realidad.
“Está lleno de casos donde la gente publica cosas en redes sociales y facilita la tarea de los ladrones. Hay información que las personas dan muchas veces sin darse cuenta y lamentablemente los malos también hacen inteligencia. Eligen la víctima, ven patrones y analizan metadatos, es decir, observan conductas de las víctimas”.
Recuerda que en una ocasión “una persona exhibió en Instagram su tarjeta de crédito, de ambos lados, mencionando que estaba feliz porque tenía un número capicúa”.
Respecto de la delincuencia, Lázaro dijo que “nos enfrentamos a otros desafíos como las impresoras 3D, con las que a través del ciberespacio se pueden reproducir objetos. Por ejemplo, existen métodos para copiar llaves. Hay muchos casos, aún no en Argentina, donde una persona muestra las llaves de su casa, luego el ladrón la reproduce y le roba”.
Acerca de las formas de trabajar con esa información, comentó que “va desde las técnicas tradicionales hasta las ciencias forenses, específicas del ciberespacio e informática, como el análisis de teléfonos y redes sociales, entre otras. Hay un montón de técnicas adicionales, que se conoce como investigación por fuentes abiertas”.
Celulares
También describió que por estos días los teléfonos celulares contienen datos sobre gran parte de nuestras vidas, por lo que una pericia del aparato puede realizar un aporte vital a una investigación.
“Hay veces que no hace falta esperar la información que pueda brindar Facebook para saber algo de la víctima. El teléfono, que para mi es hoy como la caja negra de los aviones, sirve para eso. Con ese equipo podés saber dónde estuvo la persona, con quiénes habló y de qué charlo, entre otras cosas”.
Respecto a los ciberdelitos más comunes, describió que “lamentablemente está muy arriba todo lo que es pornografía infantil, grooming y los delitos contra la integridad sexual de menores. Es increíble y lamentable la cantidad de alertas que recibimos del exterior sobre IP argentinas descargando o traficando pornografía”.
Sostuvo que nuestro país tiene un convenio con la ONG de Estados Unidos NCMEC (National Center for Missing & Exploited Children), a la que WhatsApp, Facebook u otras redes sociales notifican al detectar algún reporte sospechoso.
Lázaro comentó también que en un segundo plano se ubica la venta ilegal a través de Internet.
“Se comercializan cosas como armas y hasta obleas falsas de la verificación vehicular”.
Finalmente, explicó que en tercer lugar se sitúa la amenaza o intimidación pública.
“Se trata de hechos como la amenaza al presidente, a funcionarios y entre privados. Para consumar estos episodios se aprovecha bastante esa falsa anonimicidad que da Internet”.