Estrés prequirúrgico y los modos de abordarlo
Ciertos niveles de estrés y ansiedad son normales ante la inminencia de una intervención quirúrgica.
i bien ciertos niveles de estrés y ansiedad son normales ante la inminencia de una intervención quirúrgica, yhasta deseables ya que indican que el paciente tiene idea del proceso al que se enfrentará, en exceso pueden ser perjudiciales antes, durante y después de la cirugía, ya que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardíaca, pueden afectar la acción de las drogas anestésicas o debilitar el sistema inmunológico, derivando en un postoperatorio más largo.
A esto deben sumarse factores como insomnio, irritabilidad y tensión con los profesionales intervinientes, médicos o paramédicos, entre otros.
Para llevar estos niveles de ansiedad y estrés a un nivel deseable para el buen desarrollo de la cirugía es fundamental que el paciente cuente con la mayor información posible acerca del procedimiento que va a enfrentar.
Una charla previa tanto con el cirujano como con el anestesista es indispensable para esa persona que probablemente visita un quirófano por primera vez, y cuyas únicas referencias provienen de terceros, con las subjetividades con las que cada uno tiñe sus propias experiencias, o son ficciones de dudosa veracidad.
S“Será fundamental la es- trecha comunicación entre el paciente y todo el equipo de salud, teniendo en cuenta que no todos los pacientes son iguales y que dependerá de la idiosincrasia de cada uno, cómo va enfrentar la cirugía y los resultados de la misma”, comentó el médico José Battiston, de la Asociación Argentina de Cirugía.
“Hay estudios que demuestran que cuando se prepara a la persona psicológicamente para una intervención quirúrgica, dándole información, enseñándole técnicas de relajación, escuchando y eliminado sus miedos, la ansiedad disminuye, la estadía hospitalaria es menor, el dolor es mejor soportado y por lo tanto tiene menor necesidad de analgésicos, el postoperatorio es más corto y el paciente siente más bienestar y control de la situación”, agregó el doctor Battiston.
El paciente debe tener un espacio para preguntar, ya que son muchos los frentes a los que esta persona debe atender, muchas veces en estado de vulnerabilidad porque su vida está en juego.
No solamente quiere saber las cuestiones inherentes a la intervención, que son las que pueden ser abordadas por los profesionales médicos, ya que deja temporalmente una rutina, casa, trabajo, vida social que no sabe cómo continuarán durante el tiempo que deba destinarle a la operación, y ese freno momentáneo que pone en su reloj no es un detalle menor a la hora de evaluar los factores estresantes.
Este espacio de charla debe ser también de importancia para los médicos tratantes,dado que es el momento en el que pueden detectar síntomas de ansiedad, depresión o estrés que atenten contra el buen resultado de la intervención.
Algunos de estos síntomas pueden ser insomnio, pesadillas, cefaleas tensionales, náuseas, sensación de ahogo u opresión en el pecho.
Otro signo podrían ser los reiterados aplazamientos de la operación motivados por el temor o por trastornos somáticos como reacciones alérgicas o resfriados.
Si durante el diálogo se detecta un nivel de ansiedad extremo se podrá medicar debidamente, con tranquilizantes, protectores gástricos u otros medicamentos no relacionados directamente con la afección que se tratará.
"Si el anestesista detecta que el paciente es muy ansioso, desde ese momento o desde unos días antes de la operación le prescribirán un ansiolítico –-comentó el doctor José Battiston–-. Y, sobre todo en las cirugías importantes, la víspera del ingreso se le da un tranquilizante y un protector gástrico, porque el estrés suele derivar en una hipersecreción que afecta al estómago”.
Los estudios coinciden en mostrar que el hecho de que el paciente pueda hablar y ser escuchado es una parte muy importante dentro del proceso total de la intervención.