La Nueva

Medidas más creativas para achicar los daños del sistema previsiona­l

Un think tank advierte que no permitir a los jubilados que cobran la PUAM trabajar es inequitati­vo.

- Idesa (*)

El actual Gobierno sancionó a principios del 2016 la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Se trata de un beneficio vitalicio para las personas que llegan a los 65 años de edad y no tienen suficiente­s aportes para jubilarse.

Su monto es del 80 por ciento de la jubilación mínima y, como el resto de las prestacion­es previsiona­les, la persona puede seguir trabajando formalment­e como asalariado o cuentaprop­ista para sumar aportes y, eventualme­nte, acceder a una jubilación contributi­va.

El diseño de esta política es apropiado y claramente superador a la rusticidad de las moratorias previsiona­les.

En el Presupuest­o 2019 se establece, además, que la Anses realizará evaluacion­es socioeconó­micas y patrimonia­les para asegurar que los beneficiar­ios de la PUAM estén en situación de vulnerabil­idad social.

Pero, también cambia el criterio y pasa a establecer que la PUAM es incompatib­le con el desempeño de cualquier actividad en relación de dependenci­a o por cuenta propia. Es decir, un beneficiar­io de la PUAM no podrá trabajar.

Para evaluar la pertinenci­a de este cambio sirve analizar cómo se conforman los jubilados y pensionado­s cubiertos por la Anses.

Según informació­n publicada en el Boletín Estadístic­o de la Seguridad Social, en el sistema previsiona­l nacional se observa que hay:

4,5 millones de jubilados y pensionado­s que reciben un solo beneficio y su haber medio es de 12 mil pesos mensuales.

1,2 millones de personas que tienen jubilación y pensión a la vez con un haber medio total (sumando ambos beneficios) de $21 mil mensuales.

78 mil personas que reciben la PUAM con un haber promedio de $6 mil por mes.

Estos datos muestran situacione­s muy heterogéne­as.

Quienes reciben la PUAM son un grupo pequeño, con los haberes más bajos y que más sufren vulnerabil­idad. Sobre ellos ahora se agrega la prohibició­n de complement­ar este magro ingreso trabajando en la formalidad.

En paralelo, no se regula nada para el 20% de los jubilados con doble cobertura que cobran jubilación y pensión, reciben haberes equivalent­es a más de 3 veces la PUAM y no tienen vedada la posibilida­d de trabajar.

El cambio agrega severas inequidade­s, especialme­nte si se tiene en cuenta que dos tercios de los que tienen doble cobertura consiguier­on el segundo beneficio con las moratorias sin hacer aportes.

El principal factor desencaden­ante de la crisis que sufre el país es no haber avanzado en el ordenamien­to del sistema previsiona­l.

No hay manera de sanear las cuentas públicas eludiendo este tema.

El gasto previsiona­l representa casi la mitad del gasto público con tendencia al crecimient­o debido al envejecimi­ento poblaciona­l.

Pretender llegar al equilibrio fiscal sin ordenar el sistema previsiona­l explica que el Presupuest­o 2019 apele a medidas de emergencia que dañan la posibilida­d de progreso, como la reducción en la inversión pública y la aplicación de impuestos altamente distorsivo­s.

¿Y dónde está el FMI?

Más llamativo aún es que las escasas referencia­s a temas previsiona­les en el Presupuest­o 2019 sean para prohibir a los beneficiar­ios de la PUAM (es decir, los más vulnerable­s) a seguir trabajando en la legalidad a fin de obtener ingresos adicionale­s.

¿No hubiese sido más justo ser más restrictiv­os con quienes reciben dos beneficios –por ejemplo, con una movilidad menos beneficios­a que la general para quienes accedieron a un segundo beneficio a través de las moratorias– y revisar las reglas para evitar esta duplicació­n de beneficios a futuro?

¿No aportaría más a la sustentabi­lidad y equidad del sistema revisar los regímenes especiales (o de privilegio) que jubilan personas con menos edad, menos aportes y mayores haberes que el régimen general?

Llama la atención que el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), con todo su despliegue de expertos profesiona­les, no haya advertido esta grosera inconsiste­ncia.

Es que la administra­ción macrista firmó un acuerdo con el organismo que encabeza Christine Lagarde para modificar el sistema de pensiones, aunque el arco opositor ya adelantó su rechazo.

El anterior Gobierno dejó al sistema previsiona­l quebrado y difícil de corregir porque repartió indiscrimi­nadamente beneficios que resultan judicialme­nte muy riesgosos de alterar.

Pero con un poco de imaginació­n y profesiona­lismo se puede comenzar a reducir daños, revertir tendencias y darle sustentabi­lidad y equidad al sistema previsiona­l.

El anterior Gobierno dejó al sistema previsiona­l quebrado y difícil de corregir porque repartió indiscrimi­nadamente beneficios.

La administra­ción macrista firmó un acuerdo con el organismo que encabeza Christine Lagarde (foto) para modificar el sistema de pensiones.

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ARCHIVO LA NUEVA. jubilatori­o argentino se encuentra preso de muchas inequidade­s que urge resolver, pero agregar nuevas no es lo más adecuado, dice Idesa.
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