Todavía la emocionan ciertas cosas
Betiana Blum protagoniza la película de Tomás Sánchez y comparte cartel con Pablo Rago, Romina Gaetani y gran elenco. Una vida dedicada a la pantalla grande.
Betiana Blum protagoniza el filme de Tomás Sánchez "Todavía", en el que representa a una mujer con problemas en el corazón y grandes diferencias con sus hijos, algo que desea resolver con cambios de actitud difíciles de llevar adelante.
Con larga trayectoria en teatro, cine y televisión, la recordada Nora Musicardi en "Esperando la carroza" (Alejandro Doria) sostuvo que en la película de Sánchez "cuando se elige como personaje central a una persona de edad, hay más historia para construir".
No hay que encasillarse
En ese sentido, y vinculado al avance de las tecnologías y de producción musical, Blum afirmó que "el viraje a las plataformas da más posibilidades de trabajo y de propuestas para ver", a la vez que agregó: "No hay que encasillarse en fórmulas antiguas, o te adaptás o te vas".
"Yo venía de hacer novelas a la vieja escuela y cuando llegué a Pol-ka todo era un cambio. Tuve que adaptarme a una nueva forma de trabajar. Las cuestión es que no hay que asustarse y querer retener", sostuvo.
En "Todavía", segundo largometraje de Sánchez como director, Aralia (Blum) es una pianista que sobrevivió a un trasplante de corazón y en el final de la vida no solo siente la necesidad de rendirle tributo a su difunto marido con un concierto en Purmamarca, sino que, además, tiene un llamado a reconciliarse con su hija (Romina Gaetani).
Con un tono de comedia liviana, pero ahondando en peleas familiares de alto vuelo, la cinta pone como escenario los acantilados de Mar del Plata y el Cerro de los Siete Colores de la Quebrada de Humahuaca, con un elenco que reúne a Hugo Arana, Pablo Rago y Martín Slipak.
Mano a mano
Betiana Blum se animó a responder de todo acerca de la ficción y de su propia interpretación de los acontecimientos.
—Comienza como una comedia, pero los conflictos familiares hacen que se vaya poniendo un manto de oscuridad.
—Y si a esto le agregás el tema del corazón, son muchos elementos para crear una historia fuerte porque ya tiene otra visión de la vida; Aralia quiere reparar o liquidar algunas cosas.
"Me pareció una buena elección no hacer un drama y el director eligió una forma viva de relatarla. Es algo profundo, pero con humor.
—El personaje tiene tu edad. ¿Ves que se relacione con cosas que te pasan?
—La construcción viene de la vida misma. Con los hijos siempre hay cosas pendientes. Según la etapa de la vida en la que uno está es cómo ve las cosas y soltar el pasado es difícil.
—También está el balance que el personaje hace de su vida.
—La realidad te estampa. No es que uno hace un balance a fin de año como si tuviera toda la vida por delante. Hay un llamado en el que te preguntás cuánto te queda y qué te queda por hacer. Hay que confrontar con tu propia vida, con lo que has hecho y lo que queda planteado.
—Hablando de balances y cambios, tenés una larga trayectoria en teatro, cine y televisión, donde el cambio es permanente, desde la forma de producción y visualización, hasta las temáticas que se tocan.
—Todo cambió, pero hay personas que siguen haciendo lo mismo y se nota en el público, que sigue lo nuevo. Esto pasa en las tres áreas. Y lo nuevo tiene que ver con lo más real, con lo más vivo.
"Fijate que no funcionó el día a día, las noticias del diario. Hay un equilibrio que hay que lograr, pero también hay muchas posibilidades. Lo nuevo, para mi gusto, es lo relacionado a lo que no responde a formas ya hechas".
Chaqueña
Nacida en la provincia del Chaco, decidió radicarse en Buenos Aires para estudiar letras, pero allí resuelve abocarse a la actuación.
Inició su carrera en 1964 en Sombras en el cielo, de Juan Berend, luego siguió en el medio televisivo a fines de los años 1960 en el ciclo Nuestra galleguita, en este medio se consagró en Rosa... de lejos, que fue llevada al cine. Participó en 30 películas.
Aralia (Blum) es una pianista que sobrevivió a un trasplante de corazón y en el final de la vida no solo siente la necesidad de rendirle tributo a su difunto marido.