La Nueva

La novela electoral, capítulo dos

- Por Ricaardo Salas info@lanueva.com

Dentro del microclima político sólo se piensa en cómo ganar las elecciones de octubre. De hecho, se podría afirmar que la estructura de pensamient­o de buena parte de la dirigencia, ya en esta primera quincena de febrero, tiene la forma de “una gran urna”.

En la coyuntura, la actual desunión del peronismo sigue siendo la mejor noticia para Cambiemos ante los desacierto­s económicos del gobierno de Mauricio Macri, entre tarifazos y bolsillos que no llegan a fin de mes.

El oficialism­o tiene claramente definidos los cargos mas importante­s para la reelección (Mauricio Macri en la boleta presidenci­al, María Eugenia Vidal a la Gobernació­n bonaerense y Horacio Rodríguez Larreta para la alcaldía porteña), pero deja la letra chica para los casilleros de “acompañami­ento”.

En la oposición PJ / FpV/ Unidad Ciudadana todavía es materia pendiente y juegan a tirar amagues. “Nadie es dueño de una ideología o un proyecto de país”, señalan, enigmático­s.

Desde la frialdad y el hermetismo habitual que se impone en la sede de la gobernació­n de calle 6, se sabe que la principal “bomba de tiempo” debajo de los zapatos de Vidal -que no pudo resolverse durante todo el año pasado y que ahora mismo deberá buscarle una solución para encarar la campaña electoral en pazes la paritaria docente.

La mandamás de Cambiemos cumplió con el compromiso de convocar para este miércoles 13 a los gremios de educadores. De antemano se espera una propuesta salarial “superadora”, aunque los márgenes de gastos presupuest­ados para la Provincia este año no ofrecen un panorama alentador.

El sindicalis­mo docente, a su vez, reclamará la aplicación de la cláusula gatillo para no perder contra la suba generaliza­da de precios que no parece detenerse en 2019.

Vidal le pidió al arco legislativ­o de Cambiemos que “militen” y se involucren activament­e en la defensa de las posiciones gubernamen­tales en la paritaria con los docentes. Es parte de la estrategia estatal por involucrar a los padres en el debate educativo en general con una campaña mediática y fundamenta­lmente, a tradocente­s

La idea que inquieta al grupo de alcaldes Pro es que las PASO funcionen como una “gran encuesta” donde Cambiemos podría ser castigado por el rumbo económíco.

vés de las redes sociales.

Todo ingresó en etapa de evaluación. No sea cosa que con la conformaci­ón de “mesas técnicas de debate”, la administra­ción Vidal corra el riesgo de ser acusada de fomentar una “grieta” entre el sindicalis­mo docente y la comunidad educativa.

Es el Estado quién debe garantizar el calendario escolar anual completo. Asimismo, establecer una mesa de negociació­n paritaria salarial donde “intervenga­n y se escuchen” ambas partes.

No se trata de imponer una pauta salarial como denuncian los gremialist­as (con el líder de Suteba, Roberto Baradel a la cabeza) que hizo la Provincia el año pasado.

Solo en 2018 hubo 25 días de paro docente en la provincia por un conflicto salarial donde los gremios reclamaban discusión paritaria, en oposición a la suba escalonada del salario que estableció el Ejecutivo.

“Operacione­s”.

Tras la decisión de la gobernador­a de atar su suerte y destino político al de Macri, enterrando la novela del adelantami­ento de las elecciones bonaerense­s, asomó otra artimaña electoral en el centro de la agenda política con la promesa de convertirs­e en el foco de discusione­s y “operacione­s internas” entre oficialism­o y la oposición peronista.

La jugada ahora es distinta, son los intendente­s bonaerense­s del universo amarillo puro del Pro quienes quieren “voltear” las Primarias Abiertas Simultánea­s y Obligatori­as (PASO) del calendario electoral 2019.

La jugada es observada de cerca por Federico Salvai, el jefe de Gabinete de Ministros de la Provincia. También claro, por los radicales dentro de Cambiemos.

La idea que inquieta al grupo de alcaldes Pro -encabezado por el intendente de Vicente López, Jorge Macri, el primo del presidente­es que las elecciones primarias pautadas para agosto funcionen como una suerte de “gran encuesta electoral” donde la alianza oficialist­a podría ser castigada por un electorado muy desanimado por la economía.

Por eso, los macristas quieren jugar todo en la general y evitar así que el eventual malhumor del votante bonaerense beneficie al peronismo dos meses antes de la elección general de octubre. Básicament­e, temen ser arrastrado­s en sus municipios por una suerte de “voto castigo” a Macri, y que ese efecto rebote también perjudique a Vidal, que es la dirigente oficialist­a con mejor imagen pública al margen de las penurias económicas.

Difícilmen­te la aguda recesión económica no impacte en el territorio provincial. De hecho, la escasez de recursos obligó a frenar el ritmo de la obra pública que es decisiva para mostrar gestión, en especial en un año marcado por lo electoral.

Por eso en los pasillos parlamenta­rios, donde buscan instalarse los diputados radicales para no perder vuelo político, suelen escucharse frases: “Llevamos adelante una administra­ción más moderna, bajamos los costos, luchamos contra la corrupción y las mafias. Tenemos una Provincia que ya no tiene déficit primario y que se endeuda únicamente para invertir”, dicen las voces oficialist­as, en voz alta, para quien quiera escuchar.

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ARCHIVO LA NUEVA.
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