“La carga de impuestos hace imposible reducir la brecha de precios”
Para Jorge Ingaramo, a cargo de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales, es imprescindible bajar los ingresos brutos y los aportes patronales.
“Mayor eficiencia en los fletes; contemplación de la distancia al mercado; menos costos y regulaciones laborales e impuestos que no sean distorsivos como, por ejemplo, ingresos brutos”.
Para Jorge Ingaramo, titular de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca (BCP), es “muy difícil achicar la brecha de precios entre los productos del campo y la mesa del consumidor”, pero citó puntos clave sobre los cuales hay que insistir para modificar un estado de situación que, paradójicamente, no hace poco que está diagnosticado.
De acuerdo con el último informe del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que elabora el área de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la diferencia de precios entre lo que pagó el consumidor y lo que recibió el productor por lo originado en su ámbito agropecuario subió 5,3 % en este enero respecto de diciembre de 2018.
Los productos con mayores brechas en el primer mes del año fueron la manzana, donde el precio se multiplicó por 15,42 veces desde que traspasó la tranquera, y la naranja, con 10,89.
La pera, con una multiplicación de 7,44 veces, y el limón, con 7,33, que son productos de brechas elevadas, se mantuvieron en esa tenencia.
Ingaramo insistió con su planteo.
“Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora del análisis son los impuestos. Cualquier producto que se venda en el supermercado ya se pagó en los cuatro pasos previos de la cadena previos: de la producción a la industria, de la industria al mayorista y de allí al minorista, Son tres movimientos y cuatro actores”, explicó.
“Muchos productores agropecuarios no se dan cuenta de que esto existe. Y así dicen: '¿Cómo puede ser que trabajé seis meses para hacer trigo, pero en el precio del pan el trigo representa el 13 %?' Esto pasa, porque en el medio hay impuestos, fletes, servicios, salarios y demás”, añadió.
“Con la ganadería sucede algo parecido. Dicen: 'Si a la hacienda en pie la vendí en 60 (NdR: pesos el kilo), cómo la voy a comprar a $ 300. Sí, se vendió a $ 60, pero por el cuero, la grasa y los huesos, por ejemplo, ya pasó a $ 115. En la carne siempre hubo un coeficiente de incremento de 3,5 a 4 veces”, detalló el economista.
En el caso de la manzana, hay que considerar que un supuesto valor de 100 pesos baja a casi la mitad cuando se comienzan a desglosar ítems como fletes, IVA, el margen del supermercado, salarios, servicios y hasta seguridad.
“Pero en esta cadena cualquiera de los eslabones tiene, como mínimo, un 30 % de merma. Siempre se remarca pensando en eso.
“¿Por qué? Porque el producto se pone viejo, porque pueden aparecer problemas con la cámara frigorífica, o porque se dañó y hay que descartarlo. En el caso de la verdulería, la merma es mayor aún: casi el 50 %”, afirmó.
Respecto de la intermediación, el titular de la DEE sostuvo que siempre se dice que hay que eliminarla, ya que son muchos eslabones.
“Pero, ¿cómo se elimina la intermediación en sectores que no tengan distribución propia?”, se preguntó.
Ingaramo también dijo que la logística en la Argentina es muy compleja.
“Hay camiones viejos e ineficientes; convivimos con un gremialismo duro y la infraestructura vial no es la mejor”, sostuvo.
“Básicamente, en la Argentina no hemos mejorado la eficiencia en la logística de la comercialización y la modificación impositiva se quedó en el intento. No se bajaron los aportes patronales y tampoco los ingresos brutos”, agregó.
“Estoy hay que cambiarlo porque estamos ante un sesgo antiproducción, antiexportación, anteinversión y anticonsumo. Si seguimos así, será un desastre”, dijo.
“¿Que es la forma de recaudar? Sí, es verdad, pero así se manifiesta la economía en negro”, respondió Ingaramo.
“¿Cuánta bolsa blanca (NdR: semilla comercializada de manera irregular, sin certificación legal y sin los