Inseguridad: pasan los años y lo que cambia solo son las víctimas
En las últimas dos décadas, la delincuencia feroz se cobró la vida de al menos 12 comerciantes que se sustentaban en base al sacrificio diario. Hubo marchas de silencio, reclamos de mano dura, pedidos para limitar excarcelaciones, promesas políticas y cam
El mismo día en que se conoció la fecha en la que serán juzgados los dos acusados de asesinar a Ramiro Barragán a mediados de 2017 en su negocio del barrio Noroeste, la inseguridad le arrebató la vida a otro comerciante de Bahía Blanca.
Al menos 12 vecinos que estaban al frente de un negocio fallecieron en los últimos 20 años como consecuencia de la actitud irracional y violenta de delincuentes que pretendieron arrebatar, al costo que sea, lo que las víctimas habían ganado con trabajo y sacrificio.
“Cualquiera que contemple la realidad que enmarca el auge delictivo en Bahía Blanca no podrá menos que experimentar una gran preocupación en cuanto a su propia seguridad personal y la de su familia”.
Ese fragmento de una editorial Nueva.” de “La no es de hoy -cuando aún se mantiene la conmoción que produjo el crimen de Luis Omar García en su polirrubro de Undiano al 400-, sino que fue publicado en 1998, bajo el título “Desamparo”.
Se trata de un drama de ayer y de hoy. De una problemática que se mantiene en el tiempo y sin solución.
El 13 de junio de ese año, Horacio Juan Aguirre (50) se encontraba en el sector administrativo del mercado Oasis, de su propiedad, en Paunero 1130, cuando escuchó ruidos y gritos que provenían del salón de ventas.
Al aproximarse al lugar advirtió que dos ladrones armados encañonaban a clientes y empleados, y también a dos de sus hijos.
Cuando los asaltantes advirtieron que el comerciante se aproximaba para defender a su familia, le dispararon a quemarropa y el hombre sufrió heridas mortales.
El de Horacio Aguirre fue uno de los hechos delictivos que marcó un punto de inflexión en la sociedad bahiense, como parece señalar el reciente caso García.
Por el crimen en Villa Ressia fueron condenados a 18 y 17 años de prisión, Sergio Fabián Blanco y Jorge Ricardo Almirón, respectivamente.
Un año violento
Particularmente trágico fue el primer semestre de 2003, cuando tres comerciantes perdieron la vida a manos de delincuentes.
El 19 de febrero, el quiosquero Guillermo Alberto Aimar encontró la muerte a los 48 años, en medio de un robo en su comercio de Teniente Farías 1507.
Lo mató, sin intención, un policía (Oscar Chaparro) que había ingresado en medio de un robo y se topó con los ladrones. Roberto Silva y Miguel Oporto fueron condenados por el asalto.
El 21 de abril, la víctima de turno fue Leonardo Conditi (54). El lugar: la golosinería Ócean, en Brandsen 248.
Por ese violento asalto fueron sentenciados Leopoldo Balmaceda (20 años de cárcel) y Pedro Muñoz Ávila y Gabriel Rovein, como partícipes primarios.
Conditi, quien murió baleado, estaba cansado de que le robaran. Lo mismo que García.
El 1 de julio de 2003, otro quiosquero murió en su puesto de trabajo: Lamadrid 68. Rubén Darío Fisch recibió 18 años por ser supuesto autor del disparo letal contra Alejandro Mieres.
Más acá en el tiempo, el 26 de febrero de 2008, Pedro René Gúngolo (70) sufrió heridas de gravedad cuando dos individuos lo asaltaron en su despensa de Chubut y Granada y, en medio del delito, recibió un balazo en la clavícula izquierda que le afectó la zona cervical.
Un mes y medio después del hecho falleció por la complicación del cuadro.
Acusado por el homicidio en ocasión de robo, a fines de abril de 2010, en trámite de juicio abreviado, la justicia condenó a Luis Marcelo Ruiz Díaz, alias "Caballo", a 13 años y 4 meses de prisión. El otro delincuente nunca fue atrapado.
Ciudad movilizada
A fines de abril de 2009 la inseguridad volvió a convulsionar a la sociedad bahiense.
Una manifestación sin precedentes, con un marco multitudinario, pidió justicia por Ricardo Pelayes, el empleado de un corralón que horas antes había sido asesinado por uno de los ladrones que ingresó en el local de Vieytes 2246.
Los ánimos se exacerbaron porque uno de los autores había sido liberado poco antes en una criticada resolución judicial. Algo que tampoco es nuevo.
Claudio Morales fue sentenciado a 25 años de cárcel, mientras que Manuel Ángel López, cómplice, recibió 9 años y medio.
El 12 de noviembre de 2014, Daniel Raúl Paccione (52) estaba atendiendo su polirrubro de Pampa Central al 1200, cuando un ladrón armado con un pistolón lo asaltó.
Tras el robo, el comerciante intentó perseguir al delincuente, pero sufrió una descompensación que provocó su deceso.
Otro violento episodio fue el sufrido por el gomero José Daniel Dalino (69), el 12 de agosto de 2016 en su taller de Brown al 2800.
Dos individuos lo atacaron salvajemente para robar elementos del lugar.
Leandro Ernesto Barrionuevo (27) y Carlos Alfredo Gutiérrez (25) recibieron penas de 14 y 12 años y medio de cárcel, respectivamente.
Tres meses después, Jyan Piage (45), dueño de un supermercado chino en Ingeniero White, murió tras ser golpeado en la cabeza con una botella por dos personas que intentaron sustraerle mercadería.
Por ese hecho, a mediados del año pasado, José Martín Cabello Sanhueza recibió 7 años y medio de cárcel.
El 31 de julio de 2017, Ramiro Barragán (31) fue baleado durante un asalto en su local de Líbano y Patricio. Producto de las graves lesiones, el comerciante perdió la vida poco después.
A fines de mayo se realizará el juicio oral contra Gastón Figueroa (27) y Juan Ortiz (20), acusados de ser los autores de ese hecho, que volvió a movilizar a los bahienses, entre angustiados, doloridos y atemorizados.
Finalmente, el 17 de febrero de 2018, Sandra Arbilla, la empleada de una verdulería ubicada en Don Bosco y Manuel Molina, murió tras ser atacada por un delincuente que le aplicó treinta y cuatro puñaladas.
El caso aún no tiene detenidos y la investigación, hoy por hoy, está rodeada por más interrogantes que certezas.