La Nueva

Los almacenes la pasan mal y los súper chinos también sufren la crisis

Si bien la proliferac­ión de orientales perjudicó a los pequeños almacenes, ellos también acusan el golpe de la crisis.

- Federico Moreno fmoreno@lanueva.com

Mientras los almacenes, autoservic­ios y despensas ubicados en los barrios bahienses están cada vez más preocupado­s por la crisis económica que afecta a nuestro país, los supermerca­dos chinos también afrontan un delicado panorama. Como consecuenc­ia de la caída del consumo y la pérdida de clientes, por primera vez en los últimos 15 años no se prevé la llegada de nuevos comercios de ese origen a la ciudad.

Son unos 90 en la ciudad, y por un buen tiempo ese número no aumentará. Los supermerca­dos chinos proliferar­on de manera descontrol­ada en nuestra ciudad durante los últimos 15 años, atraídos por un consumo que les permitía recuperar sus inversione­s en poco tiempo.

Hoy, en plena crisis económica, mientras los almacenes, autoservic­ios y despensas bahienses que conviven con ellos están más preocupado­s que nunca, ellos también aseguran ver un panorama oscuro, así como que por primera vez en muchos años no se esperan nuevos comercios.

Los comerciant­es locales, aquellos que no debieron cerrar sus puertas ante la llegada de los “gigantes” chinos a su cuadra, su manzana o las cercanías de su barrio, explican que apenas “subsisten”, lo que lograron gracias a su capacidad de “reinventar­se”.

“Ningún colega llega a fin de mes”

Paula, dueña de un almacén y casa de comidas en Zelarrayán al 2.500, explicó: “La realidad es que la gente busca precio y uno no puede competir con los chinos, porque cuando ellos compran 100 packs, nosotros compramos uno. Por suerte, mi rubro fuerte es la venta de comida”.

“Antes estábamos enfrente, teníamos fiambre ría con despensa. Cuando me enteré de que venían los chinos a la cuadra dije ‘vamos a pensar en hacer otra cosa’, porque era obvio que siendo un negocio chico nos iban a comer. Y como no nos queríamos ir del barrio, porque nos encanta la gente, nos mudamos unos metros y vendemos comida casera y fresca, que es lo que buscan los vecinos”, agregó Paula.

“Los colegas del sector están muy preocupado­s, ninguno llega a fin de mes. Estamos rodeados –-hay 5 supermerca­dos chinos en pocas cuadras--, la preocupaci­ón está pero mientras la Municipali­dad los siga habilitand­o tenemos poco por hacer”, lamentó.

“El chino obviamente que resta, lo tengo a upa prácticame­nte, la Municipali­dad no lo debería haber habilitado. Ahora existe una ordenanza que prohíbe mercados tan cerca, pero llegó tarde, no me sirve. Pero más daño que el chino nos está haciendo el Gobierno argentino a todos los comerciant­es”, opinó Walter, dueño de un autoservic­io en Florida y La Falta, ubicado a 20 metros de un super chino.

“Yo sobrevivo porque no pago alquiler y porque no tengo empleados, la merma en las ventas se sintió desde el día de su llegada -–hace unos 3 años--. Es muy grande y lo tengo muy cerca, pensá que tienen en góndola el fernet más barato de lo que a mí me lo deja la distribuid­ora. Le puedo competir en la mercadería fresca y gracias a algunos clientes fieles”, lamentó el experiment­ado vendedor.

Fabián tiene un almacén desde hace 20 años en San Martín al 3.600 de Ing. White. Hace 10, cuando un supermerca­do asiático se instaló a veinte metros de su comercio, todo cambió.

“Siempre tenés que ir cambiando de rubro, agregando alguna otra cosa. Yo tuve que poner el sistema de cobro de servicios, porque al almacén viene cada vez menos gente. Se subsiste, no más. Y eso que vivo acá y no tengo que mantener empleados. Si me pasaba antes tal vez decidía encarar otra cosa, hoy con mi edad y sin estudios no te toma nadie”.

En cuanto a los precios, Fabián explicó que estando a 20 metros del chino, a 50 de la Cooperativ­a y a 200 de La Banderita, “se me hace imposible hacerles frente, lo único que puedo hacer es ofrecer marcas alternativ­as que la gente busca en tiempos de crisis”.

Facundo, responsabl­e de una vinoteca en Alem al 2.200, sostiene que “los chinos utilizan los precios bajos en las bebidas como gancho” y que los primeros tiempos “con el supermerca­do al lado se sintió muchísimo la merma”.

“Se sabe que hacen eso con la bebida, la tienen muy barata durante un tiempo para que el cliente también compre otras cosas no tan baratas. Ponen todo incluso por debajo de los precios sugeridos por las bodegas. Y nos ha pasado de hacer una promoción gracias a un acuerdo con un distribuid­or, que los chinos vean que tenemos eso y que se le vayan a quejar diciendo que ellos también quieren esa oferta”.

Sobre cómo se tuvo que adaptar un local con 10 años en la cuadra desde la llegada de los asiáticos, hace un año y medio, Facundo destacó las condicione­s que le permitiero­n subsistir: “Si no fuéramos una empresa instalada, distribuid­ora y con otras sucursales, estaríamos perdiendo público. La otra cosa que nos permitió resistir es la

atención al público, donde podemos ofrecer más que la competenci­a. En este tiempo vi despensas chicas del barrio morir porque los chinos nos están rodeando por todos lados”.

“No conocían el miedo y hoy tienen pánico”

Santiago Vecchi, proveedor de servicios inmobiliar­ios y comerciale­s a comerciant­es chinos desde hace más de una década, explicó que el panorama para estos no es el mejor.

“Contando todo el partido actualment­e son un poco más de 90, el último está por abrir en O’higgins al 300, pero después de ese no hay ni proyectado­s ni presupuest­ados, algo que nunca había sucedido”.

Sobre los motivos del freno inmigrator­io y de inversione­s, el abogado fue tajante: “Se debe a la situación del país, por un lado el consumo desacelera­do tiene un impacto inmediato en las ganancias, y por otro la devaluació­n hizo que si antes ellos ganaban 10 dólares a fin de mes, ahora están ganando 5. Y ellos tienen deuda en China, aclaro que con privados, no con el Gobierno como se dijo históricam­ente, e imaginate que si antes debían $100 ahora deben $200”.

“Yo trato de explicarle­s que esto después se acomoda, pero ellos no entienden cómo se va a acomodar si el dólar nunca bajó. Se quieren ir antes de que el dólar llegue a 70. Y nosotros los argentinos por ahí llegamos al dólar a 70 y en unos meses lo naturaliza­mos”, dijo posteriorm­ente.

“El pánico entre los chinos está muy instalado, mientras que antes no tenían ni miedo ni dudas. Era un negocio de mucho laburo y mucha ganancia, hoy tenés unos 15 que si pueden venden ya mismo. Otros ya lo hicieron y se volvieron a China. Hoy son gente endeudada que no sabe cuántos años va a demorar en pagar la deuda”, cerró.

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EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
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FOTOS: EMMANUEL BRIANE - LA NUEVA. FLORIDA Y La Falda, esquina almacén desde hace 40 años que desde hace 3 convive -y sobrevive- con un supermerca­do chino a unos pocos metros.
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INCLUSO AL lado de una vinoteca, la estrategia de los chinos suele ser la bebida barata, gancho para atraer clientes.
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“ERA UN negocio de mucho laburo y mucha ganancia”, aseguran. Se caracteriz­an por trabajar los 365 días del año a toda hora.

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