La Nueva

Los bahienses se ajustan y hasta apuestan menos en los juegos de azar

LA CRISIS AFECTA INCLUSO A LOS SUEÑOS DE CONVERTIRS­E EN MILLONARIO

- Federico Moreno fmoreno@lanueva.com

En un relevamien­to efectuado en cuatro agencias de lotería de diferentes barrios de Bahía Blanca, queda en claro que la escasez de dinero por la actual coyuntura económica también incide en el número de apuestas en los juegos de azar. “A diferencia de lo que muchos creen, ante la crisis la gente juega menos. Lo hacen con menos plata y otros apostadore­s directamen­te dejaron de jugar”, coinciden los consultado­s. Hoy, solamente los abultados pozos vacantes concitan la mayor atención de quienes persiguen la esperanza de cambiar su situación.

Si la hipotética situación de volverse millonario en un abrir y cerrar de ojos gracias al azar es tentadora para cualquiera en tiempos de calma, mucho más lo es en épocas de crisis. Sin embargo, según el testimonio de cuatro casas de apuestas y una psicóloga especialis­ta en ludopatía, actualment­e la gente, pese a la siempre seductora oferta de apostar poco y tal vez ganar mucho, tiene la soga tan al cuello que ni siquiera le alcanza para el azar. “La gente juega menos, se nota mucho. Lo que acá se ve clarito es cómo se agrandó la brecha entre la gente de pocos y muchos ingresos. Porque los que tienen plata y les fue bien estos años siguen viniendo y apuestan bastante. En cambio los que tienen poco dejaron de venir o vienen menos”, explicó Pedro, de la quiniela de Perú al 100. “El apostador que desapareci­ó o viene a un sorteo por día cuando antes venía a cuatro es el pequeño, que hacía jugadas de $5 o $10. Se redujo el salario de las personas, achican de dónde pueden y gastos superfluos como este se limitan o directamen­te anulan. A esta hora, por ejemplo –-poco antes de las 17-- tiempo atrás había cola para comprar porque cierra la vespertina, y mirá hoy, no hay nadie”, agregó Pedro. En Don Bosco y Paraná, Giuliana, vendedora, explicó que “la gente juega lo mismo que antes, el tema es que la plata se devaluó, entonces antes jugaban $10 y ahora también $10”. “Los clientes te cuentan, vienen con un deseo, una ilusión, y en base a eso apuestan. Si uno te dice que le gustaría hacer un asado e invitar a toda la familia, juega $20 o $30 a la cabeza, para ganar $3.000 o $4.000”. “Los clientes fijos de la agencia siguen viniendo, los que dejaron de venir son los esporádico­s, los que andan de paso. Cuando los pozos de los juegos tipo Telekino, Loto, están muy altos, la gente se vuelca a eso, la expectativ­a es muy grande”, agregó Giuliana.

“La gente no juega más”

“A diferencia de lo que muchos creen, ante la crisis la gente juega menos. Es mentira que juegan más, no solo achicaron los que jugaban todos los días, que ahora vienen menos y juegan menos plata, sino que muchos otros directamen­te dejaron de jugar”, explicó Franco, de una casa de apuestas del barrio Viajantes del Sur. “Hay muchos que buscan un premio como para salvarse, pero eso la quiniela no te lo da. La quiniela es para el que juega día a día, podés ganar y perder, pero a fin de mes el balance siempre va a ser negativo. Por eso hay otros que solo juegan un loto, un quini. Lo agarrás y te salvás, o nada. Eso sí, los que antes jugaban 3 lotos, ahora juegan uno solo”, añadió. “Antes cuanto más crisis había la gente jugaba más para salvarse, hoy no subió pero tampoco bajó tanto, se mantiene. Eso sí, hoy entre turnos y provincias hay 18 o 19 quinielas por día, los que las juegan todas juegan poca plata y los demás se saltean algunas y juegan 10 o 12”, contó Juan Pablo, de las cinco esquinas de Villa Mitre. “Lo que apuesta la gente es relativo, encontrás de todo. La mayoría parte de $5 o $10, por ahí los jubilados, que vienen por entretenim­iento más que nada, juegan de a $2. Eso sí, cuando los juegos con pozos están vacantes, la gente se vuelca a eso. El telekino ahora reparte 120 millones de pesos, lo arrancás a vender el lunes y el jueves ya se agotó”, añadió el joven.

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EMMANUEL BRIANE - LA NUEVA. pozos vacantes no hay con qué darles. Suelen superar los 100 o 200 millones de pesos.

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