Maia tiene cuatro trabajos para poder estar en el Mundial
La atleta de Indio Rico y su comunidad hicieron un enorme esfuerzo para que pudiera viajar a Nápoles. Un conmovedor ejemplo de la vida de los deportistas amateurs en la zona.
Maia Varela, tiene 25 años, es de Indio Rico (un pueblo de Coronel Pringles de unos mil habitantes) y tiene cuatro trabajos para poder crecer en su disciplina y competir en los torneos internacionales que van surgiendo, como el de Nápoles, en el que podrá estar en julio.
Vive en Tres Arroyos, desde hace cinco años, donde entrena grupos de rugby femenino, da clases de rugby infantil en el Club Cazadores, clases particulares de atletismo y trabaja en un gimnasio.
Todo para poder sostener su pasión por esta discipli- na con la que ganó múltiples medallas para nuestro país, en primeros, segundos y terceros puestos.
“¡No tengo vida social! Pero trabajo en lo que me gusta, que es el deporte, así que no tengo de qué quejarme, lo hago con gusto”, dijo la deportista.
“Es cansador, a veces llego al fin de semana muy agotada, pero estoy contenta de tener el trabajo que me permite vivir en Tres Arroyos y seguir mis estudios”, dijo.
En paralelo a estos empleos y a los entrenamientos diarios, Maia estudia la carrera de Educación Física en el Instituto de Formación Docente y Técnica Nº 33.
Semanas atrás clasificó para competir en el Mundial de Mundial de Nápoles (Italia) con deportistas universitarios y terciarios de instituciones públicas y privadas de todo el mundo, y no lo dudó.
Empezó a buscar la manera de reunir el dinero que le faltaba para poder representar a la Argentina en este torneo.
“Los pasajes los pude comprar con mucho esfuerzo y el apoyo de mi familia, pero además debía pagar una inscripción de 440 euros”, contó.
Entonces se le ocurrió hacer una rifa de un cordero y su mamá ofreció empanadas y pasteles para el segundo premio.
“Estoy muy feliz porque la gente nos acompañó. Nos apoyaron desde Indio Rico, Pringles, Tres Arroyos y San Cayetano y pude llegar a la cifra que necesitaba”, dijo.
Maia habló de sus inicios deportivos, hace 15 años, cuando tenía apenas 11.
“En Indio Rico siempre se hizo atletismo, es algo muy arraigado. Mi hermano hacía lanzamiento y mi papá, que es profesor de Educación Física, siempre me decía que tenía buena contextura para hacer los lanzamientos. Y un día surgió jugando”, contó.
El primer Torneo Bonaerense en que se anotó quedó tercera. Al año siguiente salió primera y obtuvo el primer puesto en el nacional donde clasificó para el sudamericano en Chile, en el que quedó segunda.
“Mi papá me dijo: tenés condiciones, te gusta y hay que seguir”, contó.
Y así arrancó.
“El atletismo hasta hoy ha sumado en mi vida experiencias hermosas”, dijo.
Hasta el momento participó en dos mundiales (Francia y España) y en Sudamericanos y Panamericanos en Chile, Brasil, Uruguay y Colombia.
En todos los torneos consiguió una medalla para Argentina.
Rumbo a Nápoles
Maia tenía el sueño de participar del Mundial en Italia, en la XXX Universiada de Verano, y se fijó ese objetivo.
“Estoy muy agradecida con toda la gente que me dio una mano porque es mi sueño desde muy chiquita y este deporte es mi pasión”, dijo.
Si bien la deportista, a través de su marca, logró clasificar para ir al Mundial no pudo obtener la beca completa que cubría el costo del viaje, sino media beca. Hoy es una, entre 37 deportistas, que deberán autofinanciarse (había 140 becas completas y clasificaron 177).
“Como toda disciplina lleva su entrenamiento y esfuerzo, pero no sabría decir si es más o menos complicada que otras disciplinas”, dijo.
“Todo tiene lo suyo y hay que hacer las cosas a conciencia, tanto en el deporte como en la vida social y la alimentación. Simplemente se trata de tener una conducta deportiva”, dijo.
Su última participación en un torneo fue el año pasado en un Panamericano Universitario de Brasil en el que quedó tercera.