A tres décadas de la sorpresiva caída del Muro de Berlín
La imponente estructura que desde 1961 dividió el Este comunista y el Oeste capitalista cayó el 9 de noviembre de 1989.
Agencia Reuters
Sascha Moellering fue testigo de la caída del Muro de Berlín en la puerta de Brandenburgo el 9 de noviembre de 1989. Pero le llevó diez años más deshacerse de la barrera sicológica que le hacía pensar en el oriente comunista y el oeste capitalista.
Desde la televisión de su casa, su madre vio imágenes de personas sacudiendo las vallas en la frontera después de que Günter Schabowski, un alto funcionario de la Alemania Oriental comunista, anunció accidentalmente la apertura del muro en una conferencia de prensa.
“Llegado un momento mi madre me miró y me preguntó:'¿Qué estás haciendo aquí? ¡Vete! ¡Esto es historia! Y tienes que ir'”, recordó Moellering antes del 30º aniversario del acontecimiento que finalmente condujo a la reunificación alemana.
“Había unas cuantos miles de personas de pie en el muro cantando y bailando canciones de los Beatles, “Give peace a chance”, por supuesto, y el ambiente era muy bueno,” dijo.
El gobierno de Alemania Oriental llevaba meses bajo presión para permitir que sus ciudadanos viajaran li- bremente cuando Riccardo Ehrman, periodista de la agencia de noticias ANSA, preguntó a un Schabowski claramente poco preparado sobre las normas de viaje actuales.
Dudando de sus palabras, Schabowski dijo que el gobierno de Alemania Oriental había decidido dejar salir a los ciudadanos a través de cualquier cruce fronterizo, y que creía que la nueva norma entraba en vigor de inmediato. Los eufóricos y atónitos alemanes del Este se precipitaron a la frontera para echar un vistazo a Occidente.
Más tarde se supo que el anuncio no debía hacerse hasta las 4 de la madrugada del día siguiente. Schabowski también había querido decir que los alemanes orientales podían solicitar visados de forma ordenada.
Pero aunque el muro físico se derribó rápidamente, a los alemanes les ha llevado mucho más tiempo sentir que el Este y el Oeste se han convertido en un solo país.
La mayoría de los alemanes en el antiguo este comunista todavía se sienten como ciudadanos de segunda clase, a pesar de que están alcanzando económicamente a las regiones occidentales, según un informe del gobierno publicado en septiembre.
Helmut Kohl, el canciller que unió a Alemania, impulsó la unión política. Pero factores como estructuras económicas obsoletas y un modo de vida impuesto a los ciudadanos por el régimen comunista han obstaculizado la integración.
Moellering dijo que le llevó mucho tiempo ver Berlín Oriental como parte de Berlín. “La sensación -como un niño que creció protegido en Lichterfelde, al otro lado de la ciudad- era que el mundo era diferente”.
“Me llevó diez años borrar la frontera de mi cabeza”.