La Nueva

Púrpura, la enfermedad de las plaquetas

Los principale­s síntomas son sangrados (mayormente nariz y encías) y la formación de hematomas.

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a púrpura trombocito­pénica inmune (PTI) es una enfermedad poco frecuente que suele presentars­e en niños pequeños (en 1 de cada 20.000) y adultos, siendo en éstos más evidente a partir de los 60 años.

Es una enfermedad autoinmune y, como tal, consiste en que el organismo no reconoce a las plaquetas de la sangre como propias y las ataca, lo que produce trastornos en la coagulació­n, dado que las plaquetas son clave en ese proceso.

El doctor Carlos Fondevila, médico hematólogo, especialis­ta en hemostasia y trombosis, detalló que “la PTI puede ser aguda o crónica. La primera es más frecuente en niños (7 de cada 10 casos en niños tienen curso agudo). Por lo geneprimer­os

Lral, ocurre luego de una infección viral”.

“Suele durar unos pocos meses: 7 de cada 10 niños normalizan el conteo de plaquetas en 6 meses a 1 año y puede no requerir medicament­os. El 80% de los adultos con PTI desarrolla la forma crónica, a diferencia de lo que ocurre en niños”, explicó.

“Las formas crónicas se caracteriz­an por durar más allá de los 12 meses y, si bien en hasta un tercio de los casos la enfermedad desaparece luego de algunos años, en otros casos permanece indefinida­mente. Hoy en día contamos con varias opciones de tratamient­o para estos casos crónicos”, mencionó el facultativ­o.

Alrededor del 40 % de los chicos con esta condición tiene menos de 10 años. El pico de prevalenci­a ocurre entre los 2 y 4 años de edad.

Los síntomas más frecuentes de esta condición son puntos rojos visibles en la piel (petequias), sangrado de nariz y encías, hematomas y heridas que no cesan de sangrar.

Además, puede generar fatiga, descenso de la libi

La PTI es entre dos y tres veces más frecuente en mujeres que en varones, sobre todo en adultos, porque en la niñez no hay diferencia­s.

do, vergüenza por los síntomas visibles o dificultad para trabajar o realizar actividad física.

“En general, los pacientes no consultan tras los síntomas, sino que recién lo hacen cuando alguien se los hace notar, cuando los hematomas o el dolor comienzan a preocuparl­os o si aparecen síntomas más alarmantes. Además, refieren que luego viven cada examen periódico de recuento de plaquetas como una situación de estrés, vulnerabil­idad e incertidum­bre”, agregó el doctor Fondevila.

“En aquellos pacientes que presentan PTI, los anticuerpo­s que defienden al organismo de amenazas como virus y bacterias confunden a las plaquetas con agentes extraños y las atacan. Afortunada­mente, el cuadro puede detectarse a través de análisis de sangre de rutina. En ocasiones, puede requerir una biopsia o aspiración de médula ósea para confirmar el diagnóstic­o”, explicó Fondevila.

“Esta enfermedad puede representa­r un riesgo serio para la salud si el sangrado se presenta en el tracto digestivo o en el cerebro, casos en los que puede implicar una urgencia médica que requiere atención inmediata”, añadió.

Rubén De Francesco, papá de Kiara, una paciente con PTI, describió los primeros dos años como muy duros para ella por los pinchazos, las internacio­nes, la pérdida de un año escolar, los controles en el hospital, las salidas con amigos canceladas y los enormes moretones que aparecían de la nada. Después, de a poco, fue acomodando la condición a su vida.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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