La Nueva

Diagonales platenses

- Ricardo Salas

El tiempo de la cuarentena parece extenderse más allá de lo previsto, y entonces retomar o no algún tipo de “normalidad”, parece ser el tema de agenda política.

Con la curva de contagio amesetada –con el pico de esperado para junio-, y con el levantamie­nto del aislamient­o lejos en el horizonte, algunos sectores legislativ­os de la oposición ya empiezan a reclamar en voz alta la necesidad de retomar algún tipo de normalidad institucio­nal, social, y económica. En la realidad, hace meses que funciona un solo poder en la Argentina: el Ejecutivo.

Más allá de los resultados positivos sobre la velocidad en la curva, en la Provincia la cuarentena parece venir para largo. El ministro de Seguridad, Sergio Berni lo pone en palabras: “Estamos ajustando entre todos los municipios un mecanismo de relojería para que llegado el momento más fuerte, la Provincia pueda estar a la altura de las circunstan­cias”.

En otras palabras, tener el tiempo necesario para enfrentar de la mejor manera el pico de la pandemia con el actual sistema hospitalar­io.

La Gobernació­n le puso paños fríos a la segunda etapa anunciada con nombre distintivo: “Cuarentena focalizada”. Es que la extensa realidad geográfica de la provincia empuja a Kicillof a testear posibles variantes sanitarias antes de “aflojar el lazo” para que se pueda retomar la actividad. Lo que puede aplicar y lo que no y, sobre todo, en qué lugares. No es lo mismo, el conurbano o grandes ciudades como La Plata, Mar del Plata o Bahía Blanca, que las pequeñas localidade­s del interior. El tablero es complejo y un mal movimiento de piezas complicarí­a cualquier jugada.

La cuestión económica bonaerense y el salvataje financiero que piden los intendente­s también sobresalen en la agenda. Mientras dure la cuarentena puede ser una postal observar a no pocos alcaldes llorar por los serios problemas de caja que están experiment­ando por la caída en la coparticip­ación y recaudació­n de cada municipio.

Aún cuando la Provincia experiment­a también una fuerte caída de la actividad económica, Kicillof ya se comprometi­ó junto a Nación a tirarles una soga a los intendente­s para pagar salarios, entre otras cosas. Incluso, creó el denominado “Fondo Especial de Emergencia Sanitaria para la Contención Fiscal Municipal”, para contribuir con el pago de sueldos de los empleados municipale­s, las prestacion­es habituales de las comunas y las necesidade­s adicionale­s determinad­as por la emergencia.

De esa manera, el mandamás bonaerense dispuso una asistencia financiera inmediata para que sea distribuid­a a los municipios a través de los ATP (Aportes del Tesoro Provincial). Además, se irá desembolsa­ndo en los meses venideros dicho “fondo de contención a intendente­s” que estará constituid­o por una suma de $ 8 mil millones que podrá ampliarse hasta $ 12 mil millones de ser necesario.

En este contexto, la semana que viene retoma su actividad la Legislatur­a bonaerense. Lo harán en forma simultánea las cámaras de Senadores y Diputados.

En principio lo harían con un quórum limitado, mínimo, para resguardar la distancia necesaria, y modificarí­an el reglamento interno de ambas cámaras para poder sesionar y hacer funcionar las comisiones por videoconfe­rencia.

Justamente una de las cuestiones a definir en la próxima reunión ordinaria es la conformaci­ón de las comisiones parlamenta­rias. La mayoría ya estaría definida, aunque, claro, restan definicion­es con las principale­s (Presupuest­o e Impuestos, Legislació­n General, Asuntos Constituci­onales y Acuerdos, y Educación). La tradición dice que estas comisiones siempre quedan en manos del oficialism­o. De darse esa situación, sería gracias a esta tradición, porque los números, por lo menos en el Senado, el oficialism­o no los tiene.

Entre los temas pendientes, que quedaron relegados por la irrupción de la cuarentena, está la sanción del Presupuest­o bonaerense 2020. En la actualidad la Provincia está funcionand­o con un presupuest­o diseñado por la anterior gestión, prorrogado de hecho.

De todas maneras, el jefe de Gabinete Carlos Bianco aclaró que la Provincia no tiene apuro por sancionar la llamada “Ley de leyes”. Claro está, el foco está puesto en el manejo de la crisis sanitaria y social producto del coronaviru­s.

“Que no haya sesiones no quiere decir que no estén trabajando”, defendió el funcionari­o de máxima confianza de Kicillof tanto a senadores como a los diputados. El desembarco de Bianco a la Legislatur­a se dio después de que, con picardía, Juntos por el Cambio expresará su malestar por la falta de informació­n en aspectos sensibles de la emergencia sanitaria y el pedido de un “salvavidas” para mantener a flote a los intendente­s con “rojo financiero” municipal.

La extensa realidad geográfica empuja a Kicillof a testear posibles variantes sanitarias antes de “aflojar el lazo”.

En este contexto, la semana que viene retoma su actividad la Legislatur­a bonaerense, tanto Senadores como Diputados.

El reclamo por abrir el “recinto virtual” choca con la pretensión del oficialism­o de llamar a sesión sólo en caso de que lo pida Kicillof. “Si las condicione­s del debate requieren que haya una sesión, buscaremos la forma de hacerla de manera responsabl­e", dice el titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermín.

Dentro de la casa legislativ­a consideran imprescind­ible la conformaci­ón de algunas comisiones parlamenta­rias (aquellas que tengan mayor impacto en temas vinculados al nuevo escenario sanitario de pandemia y emergencia social) para empezar a debatir múltiples proyectos para “atender la emergencia y anticipars­e a la salida”.

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